sábado, 31 de marzo de 2012

Benito Repollo c'est moi


Es una obra menor, pero El retablo de las Maravillas de don Miguel de Cervantes es, también, otra maravilla. Un personaje, Benito Repollo, el alcalde del pueblo, comete —transparentando así su vacua formación cultural— un error lingüístico, ese recurso humorístico tan de William Shakespeare y del barroco en general. Pero cuando se lo hacen notar, no se excusa ni se enfada ni se hace el tonto, sino que nos ofrece esta joya moral: "Siempre quiero decir lo que es mejor, sino que las más veces no acierto". Así quisiera ser yo. En España, a pesar de las monedas de 50 céntimos, no sabemos aún todo lo que vale nuestro Cervantes.

viernes, 30 de marzo de 2012

Agradecimiento a BB, y al resto



"Pode ser difícil encontrar agulha em palheiro, mas não descalço", que traducido por mí, aquí y ahora, quedaría: "Puede ser difícil encontrar una joya en la Aldea Global, pero no con un amigo". Ayer no más, BB nos informaba de que en Lisboa andaban tristes (más aún) por la muerte de Millôr Fernandes y, para que no lo diésemos por amortizado, nos ponía unos cuantos aforismos de carná. Me he pasado doce horas —más o menos y descontando la cena, dormir, ir al IES, recoger a Carmen, cambiar a Enrique, etc.— leyéndole y me he reído y he pensado y he traducido y he escrito esto. Es una lectura de urgencia, es un pensamiento de urgencia, es una traducción de urgencia y es una urgente escritura, pero la risa, ah, la risa es inmortal. 

Y me alegra debérselo a un comentario en el blogg, porque a veces me preguntan para qué sirve esto —y a veces, me lo pregunto, que es peor—, pero luego, de golpe, viene uno u otro, y me da la respuesta. Gracias. 

El chalet de la memoria


Con una grave enfermedad degenerativa, la ELA, que le inmovilizó en la cama hasta la muerte, el historiador Tony Judt fue escribiendo The Memory Chalet, bien traducido como El refugio de la memoria, durante sus noches de insomnio. En este libro, repaso a una vida exitosa de intelectual izquierdista y cosmopolita, el intelectual ajusta las cuentas a su generación, la del 68.

Tony Judt nació en Londres en 1948. A pesar de su origen judío y su clase media-baja, estudió en Cambridge. Se considera, por ello, un producto de la meritocracia que impusieron los gobiernos laboristas de la posguerra y cuya ley era: "Dar a cada uno su oportunidad y luego privilegiar a los que tenían talento".
Pocas veces se puede decir con más razón que su universidad, y su college, el famoso y heterodoxo King's, son su alma mater. Judt es un genuino producto de Oxbridge (la conjunción que forman Oxford y Cambridge, las celebérrimas universidades inglesas). Hay que partir de este dato para entender el libro. Otro autor incurriría en la autoindulgencia y en la queja por su enfermedad. No un inglés educado en Cambridge y jugador de rugby. El tono del libro es optimista, con toques de humor y con una mirada que quiere y sabe ser ligera e ingeniosa. La procesión va por dentro, como conoce el lector, porque ya se le ha explicado en las primeras páginas.
Sin un lamento más, Judt recuerda su infancia y juventud con ternura, un poco al modo de Natalia Ginzburg o Marisa Madieri, aunque no con tanta gracia ni gusto por el detalle. Dedica más tiempo y más reflexión al análisis del peso que su generación ha tenido en la deriva del mundo actual. Y, como quien no quiere la cosa, va dejando caer un juicio contundente. Confiesa: "Lo que legamos a nuestros sucesores era algo mucho menos sustancial que lo que nosotros habíamos heredado".
En ese examen de conciencia colectivo defiende ahora el derrumbado elitismo intelectual ("las universidades son elitistas"); las tradiciones ("las instituciones necesitan de tradiciones sustanciales y me temo que King's —como Oxbridge en general— ha perdido contacto con las suyas"); entiende el actual florecimiento de los colegios privados como la consecuencia lógica del erial en que el igualitarismo socialdemócrata ha convertido la enseñanza pública; lamenta la pérdida generalizada de las habilidades retóricas ("la prosa de muy baja calidad de hoy es indicativa de inseguridad intelectual; hablamos y escribimos mal porque no nos sentimos seguros de lo que pensamos y nos resistimos a afirmarlo de un modo inequívoco") y abomina de la pansexualidad contemporánea ("la sexualidad es tan deformante cuando nos obsesionamos con ella como cuando la negamos"), entre muchas otras críticas.
Es especialmente duro con el mayo del 68. Se recrimina: "A pesar de nuestras grandilocuentes teorías sobre la historia, no fuimos capaces de darnos cuenta entonces de que nos hallábamos ante uno de sus momentos cruciales". Se refiere a Praga y a Varsovia, en los meses del verano de 1968, no a París, donde estuvo, y que desdeña.
No hay, sin embargo, reproches a su vida personal. Se muestra satisfecho de sus divorcios, de haber ayudado a abortar a un amigo o de su agnosticismo. El gran historiador que fue Tony Judt ve claramente los errores sociopolíticos de su generación, y es más indulgente con su intrahistoria. Pero en todo caso, estamos ante un primer impulso en la deconstrucción del mito progresista; escrito, además, con excelente prosa, inteligencia desbordante y emoción contenida. Se puede pedir más, pero esto es mucho más de lo que cabía esperar.

jueves, 29 de marzo de 2012

¿Preadolescencia?

LEONOR: ¿Qué estás comiendo, Carmen? ¿Pepino?
CARMEN: Cebolla.
LEONOR: Es pepino.
CARMEN: Cebolla.
LEONOR: ¿Es que no sabes decir "pepino"?
CARMEN: Pe-pi-no, ¡pepino!
LEONOR: Ah, entonces, ¿qué estás comiendo?
CARMEN: Cebolla.

Y dale con el Cielo




..................PLEGARIA POR OCTAVIO PAZ


¿Qué planes tienes
con Octavio Paz
que escribió un jardín de jades y granates?
Quizá fue vanidoso, quizá pagano,
quizá más interesado por la sílaba de un verso
que por Ti,
hermosura siempre antigua y siempre nueva.
¿Quién sabe?
De los pecados Tú eres el único lector,
el único intérprete,
los demás novelamos.
Somos agua contaminada,
ciervos mordidos por colmillo de lobo,
en virus engendrados,
en bacterias crecidos,
Tú conoces mejor este barro amasado en pus.
Yo vi una vez a Octavio
haciendo la señal de la cruz en la frente,
y Tú salvas por la cruz
y porque decoró tu mundo
con alhajas que no tenía,
sus palabras encendían manojos de soles,
"coronado de sí el día extiende sus plumas,
alto grito amarillo".
Ahora que llega a tu casa,
abrázalo,
enjoya sus manos con diez estrellas.

Del libro póstumo y recién editado por Númenor del sacerdote mexicano don Joaquín AntonioPeñalosa. El poema es largo y me ha dejado sin espacio para comentarlo en la reseña, pero qué importa: más claro el agua. Baste decir: “Amén”. 

lunes, 26 de marzo de 2012

Ida y vuelta

Me pregunta Leonor qué tal mi tarde de trabajos literarios, y le digo: "Biien-n". Nos quedamos petrificados. Así es como contesta Carmen cada tarde cuando le preguntamos qué tal en el cole. Es una entonación peculiar, inconfundible, que viene a querer decir: "Pues no voy a contestaros que maravilloso, porque es el cole, aunque, desde luego, tampoco mal. En realidad, es muy bien, pero tengo que disimular un poco porque es mi trabajo y es lo de todos los días y sería insultante si me pusiese exultante. Quedaría muy poco digno". Ahora Leonor dice que la niña debe de habérmelo copiado, pero yo estoy seguro de que no, que soy yo el que la ha imitado a ella, inconscientemente. Las influencias —lo sé porque ocurre en literatura, aunque casi nadie se da cuenta— son de ida y vuelta. Me hace mucha ilusión consignar aquí la primera que recibo de mi hija. Serán muchas más, para bien [aquí, sí, exultante].

sábado, 24 de marzo de 2012

Operación de cataratas


Me cruzo con la madre de unos amigos. Se ha operado de cataratas, y todo ha salido bien. Aunque nada más entrar en su casa, se espantó de lo sucia que estaba. Se ha pasado tres días fregando la cocina. También le llamó la atención la cantidad de arrugas de su marido. Yo la oía con una sonrisa; y recordando a mi abuela. No es por presumir, pero cuando ella se operó de cataratas estaba fascinada por los brillantes colores de la televisión. Y se pasaba el día en la ventana, mirando el jardín, asombrada y feliz, sin dar crédito de tanta belleza. 

Se ve que lo del vaso medio lleno o medio vacío no hay operación que lo remedie. 

jueves, 22 de marzo de 2012

Donna gentile



Hoy leía mis poemas en Benalup-Casas Viejas y allí que me fui. Me encontré con una inesperada multitud de oyentes. No pude gastar, por tanto, mi broma-homenaje a José María Valverde recordando que él decía que las reuniones poéticas en Barcelona nunca superaban el número de 12, pero no por respetar el límite legal franquista, sino porque la poesía es para pocos. Esta vez no pudo ser.

Pero he podido recordar a Dante. Sus consuelos no son sólo escatológicos. Ha sido cuando desde el fondo me ha preguntado una chica muy guapa. Me he puesto las gafas. Era guapísima. Morena, con el pelo renacentistamente rizado, con un brillo en los ojos que traspasaba la sala, y sonriente. Y preguntaba sobre la inspiración, si existe. Y claro que existe, le he dicho, es evidente. Y no le he dicho: "¿Y tú me lo preguntas?", porque me he mordido la lengua. Uno podría sentirse culpable y machista (qué asco de época la nuestra) por sentir que ésa era la persona más apropiada de la sala para preguntar por la inspiración, pero aquí acude Dante a decirme que así son las alegorías. Y así son: la chica valía de imagen de la belleza de la sabiduría y de la poesía, una imagen particularmente nítida. Y también podía entrarme cargo de conciencia porque un hombre casado y fijándome, pero también acude Dante a decirme que una cosa es una cosa (o sea, Beatriz) y otra es otra (esto es, Gema); y eso que Leonor es mi Beatriz además, pluriempleada, conciliando la vida doméstica con la inspirativa, pero me quedo más tranquilo gracias a Dante. Y es una cosa más que le agradezco. 

Propiedad privada


Tiene tu campo dos pozos 
tan callados, tan oscuros, 
tan hondos como tus ojos.  

miércoles, 21 de marzo de 2012

El más listo no entiende


Explico haciendo un esquema en la pizarra. Cuando he dibujado la segunda flecha, y puesto un 2) y escrito "Todos...", un alumno me pregunta algo de la primera flecha. Rebobino y explico de nuevo. Y ahora, cuando vuelvo al 2), no me acuerdo de nada. De nada, y he puesto nada menos que "todos". Les miro. Cuarenta ojos me contemplan confiados. Me lanzo a enredar con la esperanza de que me vendrá el recuerdo. No viene. Y suelto una alocución absolutamente absurda, casi como de Ozores o de otro humorista de esos españoles, mientras escribo frases abstractas en la pizarra, cada vez más nervioso y, por tanto, más embalado y verborreico, mirando a la pizarra fijamente, como si ella pudiese apiadarse de mí o recogerme detrás, como un burladero. Me vuelvo al fin, exhausto. Treinta y ocho ojos me contemplan exactamente igual que antes, poniendo cara de concentración. Lo han traspasado todo a sus cuadernos. Un alumno, uno sólo, dice: "Yo no lo he entendido". Estoy a punto de decirle: "Ni yo tampoco", pero la situación tiene muy complicada marcha atrás, sobre todo para no defraudar la cara de suficiencia de sus 19 compañeros. Y marcha adelante desde luego que no tiene ninguna. Digo: "Bueno, no te preocupes, no hay mucho que entender..." Y me lanzo flechado sobre la flecha siguiente. 


Esta noche he puesto las notas de ese grupo, y le puesto un 10 al que no entendía. Probablemente cuando recoja las notas tampoco lo comprenderá, pero eso seguro que no viene a preguntármelo. 



Conservar y crear son sinónimos


Mientras me ennoblecen o no, me entretengo en pensar cuál será el mote de mi escudo. Esta cita de Bossuet me conmueve: "Lo propio de la misericordia es conservar". (Cita que explica un Borges fascinado por la audacia de la iglesia: "El Universo requiere la eternidad. Los teólogos no ignoran que si la atención del Señor se desviara un solo segundo de mi mano derecha que escribe, ésta recaería en la nada, como si la fulminara un fuego sin luz. Por eso afirman que la conservación de este mundo es una perpetua creación y que los verbos conservar y crear, tan enemistados aquí, son sinónimos en el cielo".)

Con mucho alivio he visto que tenemos una segunda oportunidad: si uno fracasa, como suele ocurrir, en su empeño de conservar, todavía le queda la inmensa posibilidad de salvar. Yéndonos al caso más extremo: contra el fracaso conservacionista de Adán y Eva, la redención. Y yéndome con mi querencia a la literatura, en su trilogía de La Alcarama, Abel Hernández salva el paraíso perdido de su infancia intemporal. "Lo propio de la piedad es la salvación", concluimos, elevando la cita de Bossuet a su máxima potencia, y recordando que la esperanza es lo último que se pierde. Y la caridad lo único que no se pierde.

martes, 20 de marzo de 2012

+ followers = follón


Qué de artículos sobre cómo conseguir en Twitter más followers. Hay una auténtica obsesión —muy dramática en el caso de los programas de radio o televisión o los periódicos, por lo que supone de rendición— por aumentar las visitas al blog o página web. Hasta creo que existe un trabajo profesional muy bien pagado que procura posicionarte bien en internet y muy arriba en Google. Me parece bien y, como no estoy libre de pecado, no tiraré ninguna piedra, pero no estaría mal preocuparnos por todo lo contrario: ¿sigo a los tuiteros más brillantes y enriquecedores o se me escapa alguno que merezca la pena? ¿Visito las páginas web que son buenas o pierdo el tiempo? Y los que me visitan o siguen, pocos o muchos, ¿me los merezco? 

domingo, 18 de marzo de 2012

Elogio, refutación y reconsideración del refrito



Contra esa frase de Oscar Wilde, tan ingeniosa y fundamentada en la experiencia: "La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella", trato de practicar otra: "La mejor manera de librarse de la tentación es escribir sobre ella". 
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Anoche, ya con el artículo enviado a la redacción, mi hermano Jaime me contó su última conferencia en el Museo del Prado. Defiende la tesis de que Velázquez se calcaba a sí mismo. Tiene que enseñarme la superposiciones de cuadros que preparó para la conferencia, que son pasmosas. El que se quedó pasmado –ay, mi artículo– era yo. "Hoy", seguía explicándome, "hay un concepto de artistas que ellos no tenían, artesanos sublimes, con un arco inmenso de abajo a arriba, casi omnicompresivo". 
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Creo que mi artículo de punto de partida. El refrito hay que colocarlo como un aperitivo en un menú que incluye platos fuertes como la originalidad, la imitación de los maestros, las versiones, las variaciones, la intertextualidad, la ejemplaridad y los plagios. El contraste nuevo-viejo es esencial a la literatura, y cuanta más tensión, mejor. 


viernes, 16 de marzo de 2012

33 del Paraíso



La entrada es libre.
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La primera prueba de que entramos en otra dimensión es que el siglo XX está representado por sus santos. “Qué época tan maravillosa!”, exclamarán, ingenuos, los santos medievales.
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En el Cielo, los más santos atesoran más recuerdos, y más vivos. Tan vivos, tan vivos que el perro de san Roque corretea por entre las piernas de los bienaventurados y alrededor de las rosaledas... moviendo el rabo radiante.
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Los santos lloran de alegría y los pecadores se alegran de llorar.
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No hay problema: los que se aburrirían allí no están allí.
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El Cielo: un tú a tú con todos siempre.
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La lengua oficial del Paraíso es la de fuego.
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Algunas veces nos dolerá algo para que recordemos, en cuanto se nos pase, que estamos en la Gloria.
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Lo que no hay en el Cielo es nada.
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Los ateos se llevan cada dos por tres las manos a la cabeza, y exclaman: "¡Increíble, increíble!". Y los creyentes, igual de atónitos, les responden: "¡La verdad es que sí!, ¡La verdad es que sí!"
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Los relativistas en el Limbo estarán en la Gloria.
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Como los escépticos son irremediables, por allí andan los que niegan la existencia del cuerpo. Los demás los sobrellevan con paciencia a la espera del Juicio Final. (A ver qué se inventan después.)
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Y los hipocondríacos nos preguntamos si, tras la resurrección de los cuerpos, no nos estallará el corazón de gozo.
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Los más paulinos irán por el Cielo advirtiendo, adustos: "¡psch, psch... ni ojo vio ni oído oyó!". Menos mal que san Juan les dirá: "Comprended que otros seamos más figurativos, hombre...". Y como allí hay muchas moradas, pues los inefables tan contentos (y callados) y los visionarios tan dichosos (y locuaces).  
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Si escritos con honestidad, los tratados ateos se salvarán, por supuesto, como literatura fantástica. Las mejores tesis heréticas serán libros de humor. Y tendrán su público.
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La poesía, en cambio, será indistinguible del habla común.
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Pero el best-seller por excelencia es el Catecismo, con todas esas multitudes de chinos, musulmanes, indios y nuevas generaciones de europeos deseando saberlo todo, todo, desde el principio.
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En los corros, los hombres y las mujeres de mundo (diplomáticos, marqueses, empresarios, artistas de éxito y políticos victoriosos) oyen entusiasmados, al borde de las lágrimas, el excitante relato de la vida ordinaria de un alma sencilla.
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Los hombres podremos volar como los ángeles, pero no lo haremos, por puro amor a nuestra condición de hombres.
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Como aquí de la mili o de las oposiciones, allí continuamente contaremos a la mínima oportunidad la experiencia del Purgatorio con pelos y señales a todo el mundo.
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Los que no tuvieron que pasar por eso lo escuchan con santa paciencia, literalmente. Pensando: "¡De buena nos hemos librado, uf!"
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En el Paraíso, un sector productivo en continuo crecimiento y que cada vez ocupa a mayor parte de la población activa es la Teología. Como Dios es infinito, todavía hay muchos delicados silogismos que discutir gozosamente. Los habrá siempre.
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César Vallejo: “Volverán los niños abortados a nacer perfectos”.
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Los divorciados celebran allí por todo lo alto aquello de "hasta que la muerte os separe". Por fin.
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Con los matrimonios felices se hará una excepción, espero.
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El Paraíso será pasear por entre impresionantes vidrieras sin ese molesto impulso idiota de darles una pedrada.
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Allí ya no hay pecados, pero habrá cola para confesarse con el padre Nicolae Steinhardt.
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Uno imagina en el Paraíso la música y la poesía, pero no la pintura ni, mucho menos, la escultura.
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Es raro, porque pintando, al que le guste, uno sí que lo ve.
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Desde luego, en el Paraíso no habrá toros (eso es más del Purgatorio), pero los buenos maestros salen (y entran) a hombros, para regocijo de los ángeles más flamencos.
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La luna es el reloj de pulsera de Dios Padre. Por eso no tiene manecillas.
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Entre salmo y salmo, una acción de gracias a la madre que nos parió. Sin ella, nada de esto hubiera sucedido, ¡nada!, qué vacío.
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Gracias a la eternidad, la Virgen tendrá tiempo para atendernos a todos personalmente. Allí no hay tiempo, lo sé, pero la Virgen sabe que la ternura es el amor a cámara lenta, y se sacará horas de la manga para derrocharlas en atenciones con todos y cada uno.

[¡Para que luego vengan a embobarnos con lo del progreso…! En el siglo XIV Dante escribió los XXXIII cantos impresionantes del Paraíso. Yo, en el 21, estos 33 aforismos. ]

miércoles, 14 de marzo de 2012

De visita


"Cada vez que asistimos a una de estas orgías de lágrimas nos parece precisamente como si hubiéramos cumplido con un enfermo yendo a visitarlo a un hospital", Friedrich Schiller lo dice, con la mezcla exacta de lástima, fastidio e ironía, de esos poetas profesionalmente melancólicos; pero uno sale con la misma sensación amarga de leer las quejas tremendas de los nimileuristas: parados y desamparados

martes, 13 de marzo de 2012

El profe Pamuk


Como un buen profesor, cita mucho a los maestros. El barbero se ha quedado con:

Nabokov: "Todas las novelas son cuentos de hadas".

Tolstoi: "Si el héroe de una novela es demasiado malvado, hay que añadir un poco de bondad, y si es demasiado bueno, hay que añadir un poco de maldad".

Coledrige en su Biographia Literaria nos recuerda que Wordsworth tenía este objetivo: “Dotar del encanto de la novedad a los hechos de la vida cotidiana, y fomentar un sentimiento semejante a lo sobrenatural, despertando la atención de la mente del letargo de la costumbre para dirigirla a la belleza y las maravillas del mundo que tenemos ante nosotros”. 

Forster: "La prueba definitiva de una novela será nuestro afecto por ella". 

Nietzsche: “Antes de hablar de arte, uno debe intentar crear una obra de arte”.

Y para que no se diga, tres de Pamuk: 

Las novelas son segundas vidas.

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Obtener placer de una novela es disfrutar del acto de separarse de las palabras.

* 
El juicio moral es un lodazal inevitable en la novela.



domingo, 11 de marzo de 2012

sábado, 10 de marzo de 2012

La diligencia


Por mucho aire acondicionado que tenga un tren o un avión, basta que entren unos cuantos niños pequeños o uno solo llorón, para que el ambiente se parezca peligrosamente a La diligencia, de John Ford. Crece la incomodidad, pero también la vida social entre los pasajeros. Y hace calor. O frío. La gente comienza a intimar, a pedirse excusas, a reírse y a protestar, todo junto, mezclado. Antes o después se produce el ataque de apaches furiosos: los niños empiezan a correr en redondo y a ulular. El The end tarda en aparecer, la diligencia va a paso de mula coja, pero ya llegará y llegaremos vivos. Extenuados, pero vivos. 

viernes, 9 de marzo de 2012

V V V en WWW (ventana vs. vidriera)


Una crítica muy repetida contra los blogs literarios que se construyen sobre el modelo del género de los diarios íntimos es su descarada falta  de pudor. La privacidad de los autores queda expuesta a los ojos del mundo, nos advierten con gesto adusto. Pero la intimidad es un valor paradójico porque depende de las palabras y los signos que permiten atisbarla o presentirla y que en literatura son, en buena medida, el resultado de un delicado proceso de creación. Eso ha defendido uno desde siempre y Benítez Ariza desde mucho antes en su blog Columna de humo. El otro día me encontré con una defensa más sencilla todavía. Decía un ilustre profesor que la Red ha caído sobre todos y que allí se pescan con facilidad nuestros datos, nuestros currícula, nuestras fotos y nuestra vida. Teniendo la dirección postal, puede verse incluso nuestra casa. De modo que vivimos en un escaparate como ésos de Amsterdam, concluía no muy líricamente. Y todos, no sólo los blogueros. O, me atreví sugerir, los blogueros quizá un poco menos . El blog, que es lo primero que sale de su autor en cualquier búsqueda, es una oportunidad de manejar y colorear, subjetivizándola y matizándola, nuestra intimidad. En el blog,  eres tú el dueño de tus palabras y silencios, de tus enlaces y de tus desentendimientos. La regla de oro de cualquier política de comunicación  es que  la principal fuente de información sobre sí mismo ha de ser uno. Si hemos de vivir irremediablemente en una ventana, ¿por qué no procurar que sea una hermosa y brillante y pudorosa vidriera?

 ***

PS. O aprovechando la hermosa imagen de Jilguero: la literatura permite que la vidriera se vea desde dentro de uno, que es donde brilla, no desde fuera, tan plomiza y con las redes esas --forcemos un poco la cosas-- que se ponen sobre las catedrales por motivos de seguridad o restauración.

martes, 6 de marzo de 2012

Trasvases

Carlos Esteban me lo dijo en Twitter, pero me pareció tan bien que me lo llevé [corta y pega] a los comentarios de la entrada: 
Aprovecho para decirte que tu definición de humor no define. Vale para Poesía. 
 Pero allí su apunte se quedaba demasiado escondido bajo el celemín, y me lo traigo aquí. Para darle la razón en público: "¡Cuánta razón, Carlos: por eso la poesía ha de ser graciosa (y alada y divina, añadía Platón, que yo a tanto solo no me atrevería)!

domingo, 4 de marzo de 2012

El Ángel de la Iglesia de Éfeso me escribe

Que la Biblia está escrita específicamente para cada uno de nosotros se sabe (quien lo cree). Pero es inevitable que parezca que algunos pasajes especialmente. Yo siempre me he sentido muy aludido por lo que el Ángel de la Iglesia de Éfeso escribe:

«El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma:
«Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos.
Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer.
Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar tu caridad primera.
Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente.
Sin embargo, tienes esto a tu favor: que detestas la conducta de los nicolaítas, lo mismo que yo».
El que pueda entender, que entienda.

Lo he recordado al releer mi artículo de hoy.


También mi artículo me ha recordado este sabio aviso de Pla: "La forma más alta de la elegancia es la caridad". Es snob se queda siempre, ay, a medio camino.