viernes, 5 de mayo de 2006
Sufragio universal
Si las moscas votaran, ganaría El Código da Vinci. Pero, cuidado, que nadie se precipite a pensar que ésta es una boutade fascistoide. Todo lo contrario. Para empezar, los fascistas y los nazis ganaron sus elecciones, que es un hecho desconcertante, pero un hecho, como el de las moscas. Yo, más demócrata que nadie, soy un sufragista universal, al que le parece una limitación inaceptable que dejen votar sólo a los vivos. Contando con el voto de los difuntos, el libro más best-seller de la historia sería, sin duda, el mejor: la Biblia. Y así con todo. Lo más justo es no negar a nadie el voto, y menos por un hecho tan circunstancial y tan popular como es haberse muerto ya. En política, por ejemplo, ¿por qué va a disponer de un país la generación que en este breve intervalo de tiempo sucede que vive, cuando el país fue creado, trabajado, engrandecido y defendido a lo largo y ancho de la historia por millones de personas, de las que muchas, incluso, dieron su vida por él. "Las urnas (funerarias) a las urnas", podrá ser el lema del nuevo (y necesario) sufragismo. La mejor expresión de esa voluntad democrática sería el respeto a la tradición, que vence la tiranía del tiempo y hasta la de estos tiempos, que a menudo es peor. Lo apuntó T. S. Eliot con palabras inolvidables: "This is the use of memory: for liberation".
No nos quitamos de encima la pegajosa sustancia del tópico. En los manuales de Literatura -y de Historia- encuentras adjetivos como "contestatario", "rebelde", o expresiones como "ir contra las convenciones" o "contra el sistema", como elogiosas, dando por supuesto que alaban a tal o cual personaje. "Ir contra lo establecido". ¿Y por qué hay que ir contra lo establecido? Habrá que hacerlo cuando veamos que está mal. La esclavitud era lo establecido y estaba mal. Si hubieran dejado votar a los ancestros no se hubiera abolido. Respetar a los padres era lo establecido y estaba bien. Si se dejara votar a nuestros antepasados, incluso sólo de este siglo, la mitad de los jóvenes acabaría en una escuela militar. O picando piedra en la cantera.
ResponderEliminarMi propuesta no es que voten sólo los ancestros; sino que votemos todos, sin fijarnos ni en el sexo, ni en la religión, ni en el acta de defunción.
ResponderEliminarAh y no sabía que fuera tan terrible la situación de los jóvenes: ¡la mitad! ¿tú crees? Porque si nuestros ancestros lo dicen...
Querido apostolCarlos;
ResponderEliminarno se crea, no se crea; que para nuestro presidente de Gobierno, el régimen de su país es un modelo y Chavez un ejemplo. El espíritu de esta nota está motivado por la misma inquietud que su comentario.
Abrazos
Genial post. Felicitaciones!
ResponderEliminarGenial la cita de T.S. Eliot. Muy bueno el blog.
ResponderEliminarGracias a la aristocracia argentina por los ánimos. Probablemente, por vuestro apoyo, desarrolle un poco más el tema y haga un artículo para el semanario Alba, de Madrid. Os lo avisaré. A Breo Tosar le alabo el gusto: la cita de Eliot es para quitarse el sombrero.
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