viernes, 2 de junio de 2006

Elogio de la tautología

"El bien es bien y el mal es mal", acaba un tango que recita en su blog Juan Ignacio. ¿Qué está pasando -me pregunto- para que esas dos tautologías me traigan, sin embargo, tal sensación de frescura, de novedad, de atrevimiento?

10 comentarios:

  1. Quizá esté pasando...lo mismo de siempre, pero más.
    Muy bonitos, por cierto, el epitafio y el haiku. Me uno al suspiro de Arp, ¡quién pudiera!

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  2. Es muy bueno el tango, gracias por el link

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  3. Anónimo11:10 a. m.

    ¿Que qué pasa? Pues que los malos van ganando. Y para que terminen de vencer basta con que los buenos no hagan nada.

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  4. Eso de que los malos están ganando me parece algo simple y fatalista.¿Quienes son los malos, en general? Y tampoco nos vamos a creer tan especiales como para pensar que nuestra situación es la peor de la historia.

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  5. Enrique, quizás te llamo la atención el hecho de que no fue dicho en un tratado filosófico sino que alguien lo "reclamó" y en un lenguaje muy cotidiano.

    Es quizás prueba de que la exigencia de que el bien sea bien y el mal sea mal no es una exigencia sólo de la razón filosófica sino de una persona de carne y hueso, una necesidad del hombre, una "exigencia del corazón", parte constituyente del ideal de felicidad.

    Digo yo...

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  6. Bien dicho, Juan Ignacio...

    Y Rocío, se me ocurre una prueba tautológica para saber quién es malo: el que diga que el mal no es mal.

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  7. Como decía un cantante de rancheras: "hay que ser muy bueno y tener muchos hijos, para que los malos no nos sigan ganando las elecciones..." creo que era Vicente Fernández. (Claro que los malos llevaban 70 años en el turno)

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  8. Anónimo6:32 p. m.

    Pues Pukka tiene una carita de buena...
    A veces la confusión entre el bien y el mal puede venir de la transmisión de los hechos... vamos... el medio... el tonito... la mueca... la apariencia... las dobles intenciones... las medias informaciones...
    Lo bueno puede parecer malo y lo malo bueno.
    La cámara trasmite que Pukka es una Santa, solo una apariencia porque es bastante traviesa. O quizás no, porque no son maldades sino meros juegos. Pero esos juegos traen perjuicios a otros, que ven maldades (pensemos todos en la pobre gaviota o aquella señora que vió a Enrique eutanasiándola)... las apariencias... la imagen... lo que transmitimos y lo que vemos...

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  9. No puede uno dejar de pensar en el mal hecho en nombre del bien, por buenos que, entonces, fueron [son/somos] malos. Y que todos somos buenos y malos [unos más que otros, ciertamente] y que la mayor bondad es, tal vez, disculpar el mal; que existe, sin duda, no todo es relativo. Y que, al fin, no nos corresponde a nosotros juzgar...

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  10. Yo me esfuerzo por bajar el nivel del blogg, pero los amigos comentaristas no me dejan. Del tango hemos pasado a la metafísica sin solución de continuidad. Beades hizo una espléndida entrada sobre cómo se mezclan el bien y el mal (el trigo y la cizaña) y yo, si puedo, en vista de que hay quórum, veré si puedo dedicarle también una entrada.

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