martes, 5 de diciembre de 2006
Autocensura
En el artículo de mañana, que escribí ayer, opino que celebrar la Constitución en su día es una redundancia: por la mañana, en sus camas, hasta los nacionalistas más cerriles van a estar encantados con el orden constitucional. Aleluya. Y añadía: “algo similar pasará dentro de dos días: incluso los laicistas más recalcitrantes sentirán una gran devoción y gratitud hacia el dogma de la Inmaculada Concepción”. Pero haciendo uso de la mejor de las censuras, que es, como sabía el marqués de Valdegamas, la autocensura, he borrado esa frase. Más que nada porque es verdad. Dejemos que la piedad mariana fluya naturalmente en nuestros festivos y perezosos corazones y, sobre todo, que no caiga en la cuenta Zapatero… Que él es muy capaz de volarnos el puente.
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