Ante la perspectiva de empezar mañana las clases, me veo deseando que lleguen pronto las navidades. Pero si pudiera, ¿anularía estos tres meses de más trabajo que se avecinan? Yo creo que si pudiera, que si de verdad pudiera... sí.
Y tengo que acordarme de este día para repasar luego, a finales de diciembre, a cuántas cosas hubiese renunciado voluntariamente: encuentros, lecturas, escritos, angustias vencidas, arrepentimientos, alegrías inesperadas y las otras, esperadas y cumplidas, siempre mejores...
Alegrías esperadas y cumplidas: ¡la alegría de diario!
ResponderEliminarPara apuntármelo para cuando llegue el frío.
Está bien este ejercicio de flashback literario, aunque a veces es peligroso mirar hacia atrás. Pero esta proyección optimista sobre el futuro desde el pasado es estimulante, aunque noto un tono ¿melancólico? ¿intimista? que me suena a nuevo y me gusta.
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