Definición de aforismo

Pereza y precisión.

¡Pero qué casualidad!, si existe. Pensaba reducir mi entrada a esta definición, cuando recibo un buen puñado de aforismos de Lec, enviados nada menos que por su traductor Emilio Quintana. No es talmente una selección, sino los que por casualidad (si existe) se quedaron en la memoria de su ordenador, tal vez descartes. En todo caso, levantan el blogg. Yo pongo la pereza; la precisión, Lec:

Al derribar las estatuas, respetad los pedestales. Siempre pueden ser útiles.
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Exigid el resguardo cada vez que hagáis una reverencia.
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La historia nos enseña cómo falsificarla.
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Cada palabra es un pensamiento. No se puede decir lo mismo de cada frase.
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En tiempos sombríos, es difícil esconderse entre las sombras.
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Cuanto más limpias las víctimas, más sucias las manos de los asesinos.
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En arte, la elección de las palabras no es democrática.
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Los pies planos se reconocen incluso con coturnos.
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A veces la aureola no deja que entre nada en la cabeza.
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Reforzaban los lazos entre los hombres haciéndolos del grosor de una cadena.
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Cuando el hombre deshace las palabras, el Estado se las rehace inmediatamente.
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Estaba en lo más alto de su prestigio. A los pies del tirano.
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El crimen es modesto, le basta un rinconcito cualquiera.
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No toda masa gris es un cerebro.
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La rectitud, en el hombre, no es el camino más corto entre dos puntos.
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Creo en la evolución de las especies. Vendrá un tiempo en que la pulga y el león serán iguales. Lo que no sé es si esto se hará por el empequeñecimiento del león o por la elefantíasis de la pulga.
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Hay quien carece del don de la verdad. Sin embargo, qué sinceridad en sus mentiras.
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Oh, nudistas, ¿quién os va a contratar para un estriptís?
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Cuántos hay que, a cambio de poder volver a mirase el ombligo, consienten en agachar la cabeza.