Conocí este poema hace tiempo en la facultad y me gustaba mucho el final, que me aprendí de memoria en su momento. Hoy, que lo vuelvo a descubrir me pongo también como deberes, aprenderme el resto, sobre todo porque "siempre he vivido en él", y me duele como me duele mi madre, o mi padre, mis hermanos y mi marido ( no en ese orden) cuando sufren o se les insulta, se les falta el respeto o se les trata con menor honor del que se merecen.
Tengo que reconocerte JSR que "la cita razonable" me fastidia un poco, porque la misma idea la puse en mi artículo de mañana y uno tiene la absurda pretensión de ser original y tener además sentido común.
En caso de confrontación, me fastidio y me quedo con el sentido común.
Y a mí siempre me recordó este poema al Triste España sin ventura de De la Encina, aunque este último fuera lamentando la muerte del rey Juan II de Castilla si no recuerdo mal. Y cómo no recordar a Gil de Biedma y su fantástica décima.
Conocí este poema hace tiempo en la facultad y me gustaba mucho el final, que me aprendí de memoria en su momento. Hoy, que lo vuelvo a descubrir me pongo también como deberes, aprenderme el resto, sobre todo porque "siempre he vivido en él", y me duele como me duele mi madre, o mi padre, mis hermanos y mi marido ( no en ese orden) cuando sufren o se les insulta, se les falta el respeto o se les trata con menor honor del que se merecen.
ResponderEliminarCreo que yo también lo haré. Y lo mismo con la "cita razonable" del margen.
ResponderEliminarTengo que reconocerte JSR que "la cita razonable" me fastidia un poco, porque la misma idea la puse en mi artículo de mañana y uno tiene la absurda pretensión de ser original y tener además sentido común.
ResponderEliminarEn caso de confrontación, me fastidio y me quedo con el sentido común.
Magnífico poema. En la estela del "¡Me duele España!" unamuniano.
ResponderEliminarY a mí siempre me recordó este poema al Triste España sin ventura de De la Encina, aunque este último fuera lamentando la muerte del rey Juan II de Castilla si no recuerdo mal. Y cómo no recordar a Gil de Biedma y su fantástica décima.
ResponderEliminar