jueves, 3 de mayo de 2007

Juez y parte

Mientras uno escribe una reseña, tiene la ilusión de que sirva a los lectores y también, con suerte, al autor del libro. Una vez publicada, se da uno cuenta de que a quien tiene que servirle (Medice, cura te ipsum) es a uno mismo.

3 comentarios:

  1. Supongo que es difícil criticar un libro de poesía, pero hay que hacerlo y tú intentas ser equilibrado. Yo te agradezco que te lances.
    Como en España estamos tan poco acostumbrados a las críticas ponderadas, la tuya puede parecer dura, aunque resaltas cosas muy interesantes del libro.
    Luego están las críticas a degüello, entre las que hay que distinguir las justas, como la que hace Beades de Benedetti en el mismo número de Poesía Digital, al que hay que dar la enhorabuena, como a ti, por decir lo que piensa y atreverse a decirlo (¡y con una vaca sagrada, que lo es porque nadie ha dicho que el emperador iba desnudo!); las críticas a degüello por otros motivos, esas sí que son las que hay que rechazar.
    Ánimo, valientes.

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  2. gracias arp. Y eso que eliminé cierta frase polémica a petición del editor...

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  3. ¿Sabes que parece muy arriesgado hacer un comentario a esta entrada, y que dan ganas de no escribir nada más, o solo escribir "para una misma"? Eso, de entrada. Pero pensándolo mejor, ¡por suerte hay quién te diga las cosas! ¡Menuda suerte!

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