domingo, 13 de mayo de 2007
Pilla-pilla
¿De qué sirve un blogg si uno no viene aquí a contar milagros como el de ayer? Paseábamos, tras la manifestación de rigor, por Cádiz capital con los Argüelles y sus niños Rafa, Carmen y Anita. Nos enteramos entonces de que era el cumpleaños de Carmen (6 bravos años, 6), que ya lee estupendamente. Busqué ansioso una librería y les regalé Poesía para sobrinos de Inmaculada Moreno, Fiesta de Canciones de Ángel Mendoza y Canto y cuento de José Mateos. Para Rafa, Manuel Machado para niños. Anita como es analfabeta aún y tampoco era su cumple se quedó sin libro, aunque su padre le compró no sé que cartulina o algo, para disimular mis arbitrariedades de tío postizo. El milagro no es que yo me aflojara la cartera, no seáis mal pensados; sino asistir al descubrimiento de la poesía que allí mismo, en la Calle Ancha, justo el día de su cumpleaños, hizo Carmen Argüelles. Abrimos el libro de poesía infantil de Mateos por la sección de pictogramas, y guiada por mi dedo, la niña empezó a leer: "En moto por la cocina / se pasea una [y aquí el dibujo de un ave de corral]". "¡Una gallina!", gritó, emocionada, la lectora, asistiendo al prodigio de que con un click verbal se conjugasen a la perfección una imagen y un sonido y una música y una historia. En sus grandes ojos azules se veía que ya todo estaba entendido. No llegamos a Misa porque los niños iban lentísimos, leyendo sus libros por la calle, absortos como pequeños filósofos. Y cuando su madre consiguió que los cerrasen, Carmen repetía de memoria: "Jugamos al pilla-pilla / debajo de la ... ¡sombrilla!" Al despedirnos, con su timidez absolutamente vencida, me dijo: "Los libros me han encantado".
Ay, Dios mío. ¿Por qué se malogran luego?
ResponderEliminarEnrique, ¡una prosélita de 6 años! ¡Sí, bravo, sí!
ResponderEliminarUn relato encantador.
ResponderEliminarOhhhh. Encantador.
ResponderEliminarEsas perlas descolgadas en tu blog, me alegran el día, las horas, la mañana y lo que venga. Una combinación muy subversiva: niños y poesía. Encantador, Enrique. Encantador.
ResponderEliminarLos niños son los que mejor entienden la poesía.Viven aún en el reino de la intuición y del misterio, por eso les resulta de lo más natural ver una gallina motorizada.
ResponderEliminar¡Qué locura es crecer! Ojalá conservemos esa fe en lo misterioso para mantener la cordura, que diría Chesterton mejor dicho.