En tres cucharadas de aceite de oliva , se refríe media cebolla bien picada y se hace el solomilllo. Se aparta la carne. Sobre ese aceite, en la misma sartén, se vierte una tarrina de queso de cabra para untar. La marca no la diré, porque no quiero hacer publicidad en mi blogg y sobre todo porque no me acuerdo. Se añaden dos cucharaditas de mostaza. Se mezcla bien. Luego se añade medio envase de queso Philadelphia. Se mueve hasta que adquiera textura de salsa. Se sirve con el solomillo. También está muy buena como dip.
* Escritores Jóvenes Extremadamente Conservadores U Tendentes Incluso Varios Ostensiblemente al Santitradicionalismo.
Yo me apunto corriendo a tu salsa, pero no te escaquees tan airosamente de contarnos lo otro que tiene una pinta tan estupenda como la de tu solomillo.
ResponderEliminarQué hambre...solomillo...mi economía estudiantil de subsistencia me regala todos los días una sabrosa pasta con loqueencuentreenlanevera...por eso me llama más la atención la palabra solomilloooo (me recreo)...la salsa tiene un pinta buenísisima...a ver si voy a Cádiz y me invitas a comer un día (que cara tengo)...relátanos tu viaje a Madrid!!!
ResponderEliminarMe parece que, tal vez sin darte cuenta, has abierto la puerta a un subgénero jugosísimo: las recetas Máiquez. Ese segundo párrafo tiene autonomía literaria. Qué digo autonomía. ¡Es un estado con vocación federal! Más, por favor.
ResponderEliminarY me quedo con las ganas de saber más sobre los "ejecutivos".
Ahora es cuando se está poniendo interesante este blog. Este viernes precisamente me dieron la receta de la tortilla de berberechos, que otro día os contaré. Bon profit!
ResponderEliminarMe da hambre sólo de leer la receta, así que me voy al jardín, que hoy tenemos churrascada.
ResponderEliminar¿Y qué es un dip?
Si es que a las personas se nos engancha por el estómago.. jeje..
ResponderEliminarComo dirían nuestros alumnos "me queo muerta".Nunca puede imaginar que fueras tan multidisciplinar.Lo que si se, es que no pasaré por alto tu salsa.
ResponderEliminar¡Es un consuelo que los escritores de verdad también comen y también tienen el la libertad de escribir sobre sus aventuras en la cocina en el blog!
ResponderEliminarQué bueno! ... Y después uno se mide el nivel del colesterol y lo flipa. ¡Pepa, pepa, baja al súper y compra veinte cajas de Benecoles!
ResponderEliminarEstoy con Constanza, da gusto ver que los intelectuales vivís entre nosotros, que no pertenecen al mundo inaccesible de los dioses.
ResponderEliminarProbablemente sean los pseudo-intelectuales los que se suban al podium de su soberbia y nos hagan creer que viven por encima de las burdas y vulgares necesidades humanas.
Viva la musa, que lo mismo inspira un gran poema que un gran solomillo.
(Al margen).
ResponderEliminarNoto que te has tomado los domingos libres...
Buenísima. Doy fe. La salsa Máiquez recibió grandes alabanzas. Además no es nada elitista, se hace a todo: a los solomillos y a los humildes filetillos. Parecían otra cosa.
ResponderEliminarGracias mil. Paténtala.
Mi mujer os agradeca a todos muy de corazón estos ánimos para que yo siga cocinando.
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