—¿Qué tal el comienzo de curso, Fernando? —Fernando es el carpintero-mantenedor del Instituto.
—Mucho trabajo, Máiquel [sic], mucho: esto es no parar.
—Bueno, y que no falte…
—Sí, que no falte, pero tampoco hay que masacrarse…
Es admirable: ¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas! No es "cansarse", ni tan siquiera "machacarse", sino "masacrarse".
El trabajo, esa masacre.
Jaja, qué bueno...yo os dejo este enlace que viene a colocación ;-)
ResponderEliminarhttp://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/millas/articuento091.htm
Ay, Máiquel, la sabiduría populá. Me apunto el palabro.
ResponderEliminarDe ahora en adelante Michael, para los anglófonos.
ResponderEliminarBueno, para los anglófonos y para Fernando.
ResponderEliminar¡Eso!
ResponderEliminarEl ponerte "García-Michael" te daría otra autoridad para las traducciones desde el inglés.
ResponderEliminar¿O que tal un seudónimo como "Henry Michael"? Quizás suene mejor (aunque quizás muy hollywoodense) "Michael Henry".
En fin, iré por "la masacre" para consumir estas energías en exceso...
Pero hombre Máiquel, no es tal desperdicio glosar sus glosas... No me sea tan modesto, hombre. Así se ejercita uno diariamente en la rima, que si no se oxida, y en cuanto a lanzarme al ruedo lírico ya lo he hecho en algunos tentaderos y plazas de tercera categoría, pero sin demasiado éxito. Lo más, respetuoso silencio, ni vuelta al ruedo, vamos. Eso sí, lo que más me preocupa es eso de partirle el corazón, que no quiero ni por asomo.
ResponderEliminarEl sabio Fernando tiene
toda la razón del mundo
y es aserto muy profundo
el que tranquilo sostiene.
Senequista, nos previene
contra jornada a destajo
pues igual se cae de bajo
no trabajando jamás
que siendo siempre el que más
se masacra en el trabajo.
ESPINELETE
Espinelete, de plazas de 3ª, nada. Sigue deleitándonos con las décimas.
ResponderEliminarYo también adopto el palabro, que vendrá a sustituir el reflexivo "inmolarse" que venía utilizando para esos fines. Es más expresivo.
Gracias, Máiquel.
Este post me consuela infinitamente, por lo visto no soy el único que mutila tu apellido.
ResponderEliminar¡Pobre apellido mío
ResponderEliminarentre peñascos roto...
Perdón, ha sido un lapsus...
ResponderEliminarNada que perdonar, me quejo por costumbre y por retórica, J. I.
ResponderEliminarEsta entrada, buenísima -que leo con días de retraso- me recuerda al portero de casa de mis padres: el hombre se refiere a las "paeres" (por paredes), o al "sanatorio de la M-30", en vez de "tanatorio" (se pensará que los muertos, pobres, van allí a sanar de algo...). Lo de masacrarse me ha parecido lapidario, Máiquel.
ResponderEliminarLlego tarde, Michael Hrenry. ¡Pero me he reído taaanto...! a las nueve, ya tiene su mérito.
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