Lo malo es cuando nos lo tomamos demasiado en serio y la bilis nos achicharra por dentro, pero, ¿qué otra cosa podemos hacer? Uno no siempre decide sobre qué va a escribir, más bien ocurre al contrario. Ojalá yo pudiera decir cada semana: hoy escribo sobre la brisa vespertina en El Puerto, hoy sobre las hojas cayendo en otoño, hoy sobre el canto de los jilgueros en Los Alcornocales...ojalá, pero al final siempre llegan Zp u otros parecidos para fastidiarte la poesía y facilitarte la columna. A lo mejor nos podemos volver más poéticos a partir de marzo, je, je, je, pero lo dudo, buaaa, buaaa, buaaa.
En los artículos de política, los dos tipos en su justa medida están bien. Lo peor son las medias tintas, ni caña ni coña. El dilema para el articulista debe ser si lo que escribe es suficientemente bueno o por el contrario va para el cajón.
¿Y qué tal tomárselo a coña dando caña?
ResponderEliminarTambién se puede tomar a coña las cañas, o dar caña a la coña. Y conste que no lo digo por frivolidad.
ResponderEliminarLo malo es cuando nos lo tomamos demasiado en serio y la bilis nos achicharra por dentro, pero, ¿qué otra cosa podemos hacer? Uno no siempre decide sobre qué va a escribir, más bien ocurre al contrario. Ojalá yo pudiera decir cada semana: hoy escribo sobre la brisa vespertina en El Puerto, hoy sobre las hojas cayendo en otoño, hoy sobre el canto de los jilgueros en Los Alcornocales...ojalá, pero al final siempre llegan Zp u otros parecidos para fastidiarte la poesía y facilitarte la columna. A lo mejor nos podemos volver más poéticos a partir de marzo, je, je, je, pero lo dudo, buaaa, buaaa, buaaa.
ResponderEliminarEn los artículos de política, los dos tipos en su justa medida están bien. Lo peor son las medias tintas, ni caña ni coña. El dilema para el articulista debe ser si lo que escribe es suficientemente bueno o por el contrario va para el cajón.
ResponderEliminarSin duda, lo segundo. Como dice Francis es la mejor manera de dar caña con elegancia, como tú lo haces.
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