No se descuide, son los misterios hondos de la carne espiritual que somos. El hastío puede empezar manifestándose como debilidad o principio de gripe. La enfermedad es, siempre, un misterio abismal.Un estornudo y apenas logro contener el pánico. ¿Qué decir cuando el estado cotidiano es de salud?, imagínese el vendaval de alegría. Entre sus referencias a Jünger hallé hace tiempo una que vendría bien a este lugar. No me atrevo a reproducirla de memoria, una evocación de la auténtica "Salus".
Pues sí, largo principio con ese no se sabe qué tan fatal, largo medio febril y cabezón cuando ya da la cara, y el final que no acaba de llegar. No es por desanimar, que ca'uno es ca'uno. Era sólo un desahogo. De todos modos, ánimo, paciencia (también para Leonor) y mucho zumo de naranja.
Por cierto: caliéntese leche y añádase una buena copa de coñac o brandy (según denominación de origen). No cura la gripe, pero está de rico. Y vahos con hojas de eucalipto y albahaca. Mano de santo. A mejorarse.
Pero estoy viendo que en este blogg hay una epidemia...Yo también, toda la semana pasada, y también mucho hastío y lo demás. Es que eso de estar hirviendo los ojos y la cabeza le hace a uno sentirse muy crepuscular, vaya. Algo así como Nietzsche en su rincón.
Ay, como lo mío... atchum!!!
ResponderEliminarNo se descuide, son los misterios hondos de la carne espiritual que somos. El hastío puede empezar manifestándose como debilidad o principio de gripe. La enfermedad es, siempre, un misterio abismal.Un estornudo y apenas logro contener el pánico. ¿Qué decir cuando el estado cotidiano es de salud?, imagínese el vendaval de alegría. Entre sus referencias a Jünger hallé hace tiempo una que vendría bien a este lugar. No me atrevo a reproducirla de memoria, una evocación de la auténtica "Salus".
ResponderEliminarSalud.
A mí aún no me ha alcanzado, pero me ronda, me ronda. A ver si consigo zafarme. ¡Que os mejoréis!
ResponderEliminarQué comentario tan de agradecer, mi actualísimo amigo "a día de hoy". Prometo no descuidarme en lo de la auténtica "Salus".
ResponderEliminarHay que tener cuidado con las corrientes.
ResponderEliminarVeo con gusto que en Poesía Digital han rectificado. Me alegro.
Ja, ja. Si la eutanasia estuviese legalizada quizá más de uno la pediríamos en plena gripe. La pesada losa de algunos presentes.
ResponderEliminarPues sí, largo principio con ese no se sabe qué tan fatal, largo medio febril y cabezón cuando ya da la cara, y el final que no acaba de llegar.
ResponderEliminarNo es por desanimar, que ca'uno es ca'uno. Era sólo un desahogo.
De todos modos, ánimo, paciencia (también para Leonor) y mucho zumo de naranja.
qué bueno!! una migagita de realidad, tu poema.
ResponderEliminar¡Casi ná lo del ojo!
ResponderEliminarÁnimo, una gripe dura una semana o como mucho siete días.
ResponderEliminarEstoy intentando recordar quién dijo aquello de una envidiable mala salud de hierro.
Mucho ánimo con el tedio, la fiebre y las ganas de nada.
ResponderEliminarRecupérate pronto, Enrique, que no se diga que unos bichillos de ná nos pueden.
ResponderEliminarPor cierto: caliéntese leche y añádase una buena copa de coñac o brandy (según denominación de origen). No cura la gripe, pero está de rico. Y vahos con hojas de eucalipto y albahaca. Mano de santo. A mejorarse.
ResponderEliminarManupé: lo de mala salud de hierro es de Joaquin Sabina
ResponderEliminarSi el cuerpo pide un alto, no hay que ser sordo a sus reclamos.
ResponderEliminar¡Que te mejores!
Mucho antes de Sabina, Anónimo, lo dijo alguien (creo que Neruda) en referencia a Aleixandre...
ResponderEliminarÁnimo, Enrique.
Lo mismo le ha pasado a mi hermana!!!.
ResponderEliminarLo bueno de la gripe es que se lee tranquilamente.
Pero estoy viendo que en este blogg hay una epidemia...Yo también, toda la semana pasada, y también mucho hastío y lo demás. Es que eso de estar hirviendo los ojos y la cabeza le hace a uno sentirse muy crepuscular, vaya. Algo así como Nietzsche en su rincón.
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