El argumento definitivo para ordenar la biblioteca alfabéticamente por autor es Abelardo y su Conócete a ti mismo. Imposible comenzar mejor.
En cambio, poner a Benítez Ariza por delante de Benítez Reyes resulta raro.
Para colocar a Cervantes en el lugar más alto, que le corresponde, y no en una balda de abajo, voy a tener que comprarme las obras completas de Camilo José Cela, uf.
Me chirriaba un poco Luis Alberto de Cuenca lindando con Dante. De pronto, de una caja apareció Arnaut Daniel para interponerse y quedó todo redondo. Las doce en el reloj.
Predicando con el ejemplo: lo más epicúreo de Epicuro son sus obras completas: 96 pequeñas páginas.
Bilocación. Esquilo, según el idioma de la edición, está en la E o en la A. (No admirarme enseguida, amigos, que no es por Αἰσχύλος, en griego, como si yo fuese ARP, sino por Aeschylus, en mi Basic English y en la Loeb Classical Library.)
Sorpresa... y luego solución lógica del misterio de mis tres volúmenes de A rocha dos proscritos. Miguel d’Ors me recomendó vivamente ese libro de Ramiro Fonte; yo lo compré; lo leí; y no me entusiasmó. Mi memoria selectiva, naturalmente, lo olvidó. Miguel d’Ors me lo recomendó de nuevo y vuelta a empezar hasta convertirme en el mejor cliente del mundo de A rocha…
Paradoja. Qué baldón Gala.
Equidad. Tan sólo tengo el tomo II, o sea, la mitad de Mi medio siglo se confiesa a medias. Ea.
Gracioso que sobre los yertos mitos griegos escribiera Graves.
Las múltiples traducciones (primero Homero, luego Horacio) nos enseñan, como mínimo, que un libro es tantas obras como lectores tiene.
Con qué ímpetu Ibáñez Langlois mantiene la dignidad de la estrecha estantería de la I. La I parece Chile.
Por un instante, compartí el juicio de muchos contra Federico Jiménez Losantos. Fue cuando se me interpuso entre Juan Ramón Jiménez y José Jiménez Lozano.
Cuán largo me lo fiáis —recito cada vez que pienso en Zorrilla… y en las cajas que se interponen entre nosotros.
Kafka es más nombre de café que de insecto... a pesar de sus esfuerzos. A su salud, me lo tomo y vuelvo, con otro ánimo, a cucarachear entre las cajas.
En la M me acuerdo mucho de Ignacio.
Nadie diría que Neruda no es santo de mi devoción.
Ñadie en la Ñ.
Otro argumento a favor del alfabeto: toda la estirpe junta. Dos baldas y media de orstodoxia.
Gravita la geografía sobre una biblioteca. Nunca imaginé que tendría tantísimo Pemán.
Quevedo se ríe (algo) de Quintana. Quintana se sonríe (algo) de Quevedo.
¿Haber heredado las obras completas de Racine de Éditiones Fernand Roches encuadernadas en piel por Galván me obliga a aprender francés? Noblesse oblige?
Saba iba a inaugurar la S y yo, que lo admiro tanto, estaba contento. Pero confieso que mi patriotismo vibró un poco cuando en el último segundo le hizo un inesperado adelantamiento por la izquierda Saavedra Fajardo con su República literaria.
Savater linda con Scheler. Se dirán de todo, menos lindezas.
Leo J. Treese (La fe explicada) vs. Eugenio Trías (Pensar la religión).
Unamuno se piensa que está solo.
Toda mi educación sentimental en la W: Louis de Wohl y P. G. Wodehouse. Bien agitados, que no batidos, y con unas gotitas de Simone Weil, dan a Evelyn Waugh.
Y Yeats, almost last, but never least.
Todo el puente de la Inmaculada soñando con alcanzar a Zorrilla y ahora veo que no era el último. Hay más: Stefan Zweig. Por cierto, que no queda nada mal, para terminar, su La lucha contra el demonio.
Jo, qué bueno. ¿Y cuántos kilómetros de estanterías tienes en la nueva casa propia? Espero que sean muchos para que sigas reubicando.
ResponderEliminarGran entrada (al laberinto). Veo que, a pesar de lo fastidioso que es esto de "transplantar" la biblioteca de uno, te has divertido y le has sacado jugo a la experiencia.
ResponderEliminar¿Y limpieza, no has hecho? Porque yo las Charlas con Troylo las eché a la hoguera sin piedad.
ResponderEliminar¡Qué entrada tan buena! Tu bagage (léelo en castellano y en inglés asusta)Benedicto XVI habla de la asimetría del progreso material y el progreso espiritual. Contigo puede estar tranquilo, que lo que aumulas en las baldas no se echa en balde.Ya se ve. Es una suerte tenerte de Barbero. Enhorabuena por la mudanza!
ResponderEliminarMe alegro que haya acabado de ordenar su biblioteca. Espero que dentro de esa limpieza que habla Ignacio no se encontrase Victor Botas y el poema que citó.Aunque aún queda tiempo para el final del curso.Buena mudanza.
ResponderEliminarMe sumo al aplauso. Una magnífica entrada. También, enhorabuena porque la famosa mudanza haya hecho (por fin) mudanza en su costumbre.
ResponderEliminar¡Muy bueno!
ResponderEliminar¿Tienes ejemplares de tus propios libros en tu biblioteca?
Por el contrario, ¿has pensado en tus compañeros de bibliotecas ajenas? ¿En cuántas estanterías estarás junto a ese colombiano de "Cien años..."?
Qué se dirían, pienso yo...
Y estoy seguro ¡mea culpa! de que en la b te falta un libro que algún amigo despistado, olvidadizo e ingrato te había prometido.
ResponderEliminarMe sumo al aplauso generalizado principiado por Baltanás. Es fantástica esta explicación de la ordenación y las reflexiones a que da lugar. Hay va, medio en broma medio en serio, espineleta guasona:
ResponderEliminarEn mi humilde estantería
los Benítez van detrás
de (Rodríguez) Baltanás
en perfecta simetría.
Están juntos los García
-Montero, Máiquez, Baena-
Y al final de la cadena
-metáfora del Parnaso-
a Zorrilla cede el paso
Luis Antonio de Villena.
ESPINELETE
Acaba de hacer que me replantee la idea de mi pareja de ordenar alfabéticamente los libros (con las excepciones de los libros bonitos que se ponen a la vista, los libros de colecciones que van todos juntos y los libros que no son novela que van por temática, a falta de otras excepciones que conviertan, finalmente, la regla general en la excepción).
ResponderEliminarMe encantó el último artículo de Chesterton en Chesterton, y el mes pasado me dejó anonadado con lo de que Chesterton fuera revisionista cuando no había revisionistas .... ¡Un adelantado a su tiempo!
Un saludo.
Gracias a todos por los buenos deseos y los ánimos.
ResponderEliminarA Ignacio le contestaré con toda sinceridad, confiando en que mi señora no llegue a estas profundidades de la entrada. No he podido hacer apenas limpieza de títulos porque llevaba meses lloriqueando que no tendría suficientes estantes... Pero calculé mal y no he podido prescindir ni de Gala ni siquiera de Ussía, todos me han hecho falta para no quedar como la chata.
Gracias, Sigurd. Tus ánimos chestertonianos llegan justo cuando estoy escribiendo mi colaboración para el número de enero y sientan de maravilla.
Ah, J.I., aunque estoy muy cerca de Cien años de soledad quien me acompaña es mi hermano Jaime por un lado y, por otro, García Nieto.
Ay que envidia... tanta tanta que me voy a poner a escribior sobre libros. Por dar una tregua a los que dicen que me pongo pesada con el maquillaje. LLegon tarde, de viaje, pero déjame que te diga que tu entrada es ¡¡¡ge-nial!!!
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