lunes, 14 de enero de 2008
Propuesta
Leyendo el poema-almanaque-onomatopéyico de NDP, tras aplaudirlo, me hundo en hondas reflexiones sobre el domingo. A él le entusiasma (“Yujuuuu”, llega a exclamar literalmente), no sé si llevado de la mano de sus firmes principios teológicos. Los comentaristas demuestran más recelos. Esos recelos han sido estudiados a fondo en Los espejos del domingo y otras lecturas de poesía (Editorial Renacimiento, Sevilla, 2004) por Antonio Moreno. Y yo pienso que es natural que, al ser festivo el sábado, contando con la noche del viernes y la amenaza del lunes, el centro de gravedad del júbilo se desplace a la tarde-noche del sábado, buscando el punto de mayor equidistancia. El domingo se reduce a preámbulo del fin del fin de semana. Llevado de la mano por principios teológicos, lo reconozco, yo propondría hacer festivo el lunes, a cambio del sábado. La noche del sábado seguiría teniendo su encanto, el domingo sería el día central, esto es, lo que le corresponde, y el lunes ganaría mucho en paz perezosa, que nos vendría muy bien. Perdería el viernes, eso sí, pero bueno, tampoco es tan terrible descender a jueves. El martes, como su propio nombre indica, sí que sería la guerra, pero alguno tiene que perder, claro. Lo propongo hoy, lunes, con la astucia de un político en campaña electoral, a ver si así recabo algún apoyo. La reforma es urgente y necesaria.
-El domingo se reduce a preámbulo del fin de semana.
ResponderEliminar¿Es viernes el domingo? ¿O es el rodeo o digresión antes de entrar en materia o de empezar a decir algo claramente?
Decía, anónimo, 'preámbulo del fin del fin de semana', pero en cualquier caso le reconozco lo espeso de la entrada. Quizá eso sea el argumento más firme a favor de que algo hay que hacer con los lunes. Perdóneme los rodeos o volutas o disgresiones.
ResponderEliminarYo acepto y apoyo tu propuesta Enrique pero sin quitar el sábado festivo, así tendríamos un fin de semana de 3 días (que por cierto me parece una cifra mucho más Divina) y el centro quedaría en la mañana del domingo, que es lo que a mi más me gusta, mañana y domingo, (aunque quizá todo esto sea una mamarrachada semipoética para conseguir otro día de vacaciones). saludos.
ResponderEliminarYo propongo semanas de catorce dias, esto es dos lunes, dos martes, dos miércoles dos jueves y cuatro días de asueto seguidos. En los años bisiestos se quita un lunes.(y se gana una siesta)
ResponderEliminarLa solución, a mi juicio, no radica en trasladar el fin de semana (sería tanto como trasladar el problema, no solventarlo), sino en ampliarlo: una semana laboral de cuatro días. En cualquier caso, tendría repercusiones: todos los poemas melancólicos dedicados a las tardes del domingo, o todos los tópicos asociados a los inefales lunes, habría que revisarlos. No sé, montones de notas a pie de páginas en cientos de libros de poemas para que los futuros lectores recuerden cómo eran los domingos y los lunes. Qué pereza, ¿no? Se nota que es lunes...
ResponderEliminarEn principio o final, la propuesta es buena, Enrique, pues el domingo como bien escribes, pasaría a ser el día central de descanso para los fines de semana. Los lunes tiene la influencia de la luna, también para el hombre. Algunos nos llaman lunáticos por hacer este tipo de comentario o sugerencias, o por leer libros de poesía,o escribir mientras la otra mitad del mundo duerme, y otros sueñan con alcanzar la luna.
ResponderEliminarCreo que se necesitan tres días. El viernes se llega muy cansado y no se puede trasnochar en forma decente (uno le bosteza en la cara al otro, un desastre).
ResponderEliminarPor eso el viernes debe ser festivo. De esa manera, se llegaría a la noche en forma. Esa noche se trasnocha cuál sábado actual.
Luego el sábado, también festivo, uno hace lo que le plazca pero se va al sobre temprano, para poder amanecer con el gallo el domingo y participar en una regia misa.
Así el domingo tiene su verdadero centro en el Señor, así uno logra hacer bien el desprendimiento de lo mundano, y no le duele tanto la proximidad del primer día de las "obligaciones".
Por algo se habla de ese "domingo sin ocaso que gozosamente esperamos..."
ResponderEliminarMientras tanto, yo estoy con J.Ignacio: el viernes, que ya tiene una las ojeras por los pies, es el que tiene que ser festivo.
También puede ayudar algo tan tonto como cambiar el día de corte: si el domingo es el día del fin del fin de semana, y lo que le sigue es despertador y curre, pues es tremendísimo. Pero si el domingo lo colocamos de primer día de la semana, como que ya empieza de otro modo.
Lo que también tiene que ver con lo que dice J.Ignacio, y con lo que dijo J.Pablo II en su Carta dedicada al "dies Domini": que el domingo es como el alma de los otros días.
Y después de decir eso tan bonito, añade una reflexión de Orígenes, según el cual el cristiano perfecto « está siempre en el día del Señor, celebra siempre el domingo ».
Eso ya es para nota, como el allegro del que hablaba alguien ayer (muchas felicidades con retraso), pero como propósito está muy bien, incluso hasta diría que parece el mismo. Allegro el otoño y allegro también sus lunes ¿no?.
Yo voto por vivr de rentas o ser Tita Cervera directamente, con los Gaugins y todo eso. Lo demás, la tediosa tarde del domingo (ahí nada de Yuju, como mucho un Uyuy, por la que me suelen liar mis desaforados comentaristas), culmen de la depresión para los que no somos futboleros y que seguimos recordando las añoradas tertulias literarias en aquel café vienés tan cursi y repollo.
ResponderEliminarEGMáiquez, me honras con tu cita, aunque no se qué pensar, porque, al fin y al cabo, comenzaba con un bostezo. En fin.
Yo suscribiría la propuesta, aun a riesgo de acabar con toda la literatura sobre los lunes y el juego que dan. Por cierto, felicidades con retraso.
ResponderEliminarDesde el punto de vista teológico parece que está bien puesto el fin de semana, por eso de que la vigilia de Resurrección la celebramos la noche del sábado al domingo, que es cuando son todas las fiestas y los botellones más o menos laicos.
ResponderEliminarPor esto de la Alianza de Civilizaciones y de la España de las Tres Culturas hay que rescatar el Viernes, con el Sabath y el Domingo ya tenemos una semana toledana.
Claro que para completar nos faltaría dedicar el lunes a la "ciudadanía" y los otros 3 días hagamos como que vamos, que trabajar es otra cosa...
Un puente "constitucional" de cuatro días es lo que me tienen que prometer como poco para que les vote.
Un saludo.
Me parece genial. Yo odié los domingos hasta que conocí a la farándula poética que, como los amigos de GKC, pueden entrar en mi casa aullando y pidiendo cerveza en cualquier día de la semana (sí, incluso en lunes...)
ResponderEliminarMe sumo a la propuesta. Siempre -ay de mí- aborrecí de los domingos por la tarde, volviendo de casa de mis abuelos en coche, con la voz lejana de José María García sonando por la radio... Y, ya de adulta, comprendí que no me podía permitir ese encono con el domingo, y que debía rescatarlo del baúl de los (malos) recuerdos. La carta de JPII contribuyó a ello en parte, y la Misa dominical con los niños ahora también. Pero aún así, luego llegas a casa, las prisas, los deberes (del cole), uniformes, etc. En fin, que sigo prefiriendo el sábado por la tarde, mil veces. A ver si nos hacen caso.
ResponderEliminarComentario un poco demorado, a raíz de la cita de JPII hecha por cb, que está muy buena.
ResponderEliminarDicen que tambien dijo JPII, cb, que para él no hay "tiempo libre". Todo el tiempo es libre, el del trabajo y el del descanso.
Lograr esto a la perfección me resulta imposible, pero cuánto más parecido a ello sea nuestra vida, mejor estaremos.
Tienes razón, Juan Ignacio. Y si no somos capaces de convertir el trabajo en tiempo libre, al menos habrá que procurar que no se note.
ResponderEliminarSumanos ahora mismo al propósito "Allegro" el propósito "trabajar sin que se note". Vamos a tener más deberes que los niños de Verónica.
Entendámonos: trabajar sin que se note, no. Que se note, que se note mucho; que, si no, vas a cobrar y te dicen que de qué. El propósito sería más bien el de "trabajar con careto de encantado de la vida".
ResponderEliminarAunque me temo que ya no es lo mismo que decía Juan Ignacio.
Y, a propósito de lo que decías, Juan Ignacio, y sólo porque es como si le viera la cara de guasa a nuestro anfitrión, veo que allí no usáis la expresión "está muy buena-o", con el sentido que le damos aquí. Vamos, que si no supiera desde dónde escribes, te diría que muchas gracias, pero que de verdad que no es para tanto (o simplemente muchas gracias, qué demonios, que a estas alturas de la vida cualquier piropo, aunque sea tipo andamio, sienta de miedo).
[Doble cara de guasa] Así, con estos comentarios, dan gusto hasta los lunes...
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