Me recuerdas a Jonás queriendo zafarse de lo de Nínive. Los de Nínive eran todavía peores, Enrique. Estrellaban niños contra las rocas, hacían montañas de calaveras y cosas así de poco apetecibles... y ya ves, el pobre Jonás no tuvo escapatoria: o Nínive o el pez. Así que mejor deja de rogar y dinos algo a los bárbaros. Es otro ruego.
Preciosa entrada, pero lo siento, me temo, como Cb, que no te puedes ir de rositas. Cuando a uno el Destino -la Providencia, le llamamos otros- le señala con un regalo así, no lo puede guardar para sí mismo. Aunque le cueste la vida. Decía Madre Teresa: "Lo que no se da, se pierde". Eso está bien, ¿no?
Es muy apropiada la relación de Beades con los alumnos. Puesto que en la situación del otro día en que te veías como un quijote también te podrías haber visto como un poeta lanzado entre los bárbaros.
Hola, perdón por entrar sin pedir permiso. A mí también me parecía, antes de que aclarases lo de albañiles et al, que se mantenía el espíritu quijotesco en las entrelíneas (por cierto, magnífica la alegoría de aquel artículo).
No dejes de escribir, que en estos rincones cibernéticos cuesta encontrar grano entre tanta paja.
Me recuerdas a Jonás queriendo zafarse de lo de Nínive.
ResponderEliminarLos de Nínive eran todavía peores, Enrique. Estrellaban niños contra las rocas, hacían montañas de calaveras y cosas así de poco apetecibles... y ya ves, el pobre Jonás no tuvo escapatoria: o Nínive o el pez.
Así que mejor deja de rogar y dinos algo a los bárbaros. Es otro ruego.
Qué bárbaro si todos los ídem fueran como tú...
ResponderEliminar(Gracias por el ruego y ojalá.)
Oh, vaya.
ResponderEliminar¿Qué te ha pasado con los alumnos? ¿O ha sido con los compañeros docentes?
ResponderEliminarNi alumnos ni compis... albañiles et al.
ResponderEliminarLo de los albañiles et al es hablar por no leer...
ResponderEliminarMás bien líbranos de los bárbaros y de la barbarie...
ResponderEliminar¿Hablar por no leer?... Perdona, March, pero se me escapa.
ResponderEliminarBueno, el dicho es "hablar por no callar" y los albañiles et al. eso es lo que hacen y, además, ya ni leen.
ResponderEliminarUff, March, qué alivio. Tengo tan abandonadas mis lecturas, que con la mala conciencia, todo se me vuelven indirectas...
ResponderEliminarPreciosa entrada, pero lo siento, me temo, como Cb, que no te puedes ir de rositas. Cuando a uno el Destino -la Providencia, le llamamos otros- le señala con un regalo así, no lo puede guardar para sí mismo. Aunque le cueste la vida. Decía Madre Teresa: "Lo que no se da, se pierde". Eso está bien, ¿no?
ResponderEliminarNo sé por qué, todo esto me suena un poco clasista...
ResponderEliminarEs muy apropiada la relación de Beades con los alumnos. Puesto que en la situación del otro día en que te veías como un quijote también te podrías haber visto como un poeta lanzado entre los bárbaros.
ResponderEliminarOf course, Moscón: fino oído.
ResponderEliminar[Prometo entrada sobre el asunto un día de éstos.]
Hola, perdón por entrar sin pedir permiso. A mí también me parecía, antes de que aclarases lo de albañiles et al, que se mantenía el espíritu quijotesco en las entrelíneas (por cierto, magnífica la alegoría de aquel artículo).
ResponderEliminarNo dejes de escribir, que en estos rincones cibernéticos cuesta encontrar grano entre tanta paja.