Buscaba un hueco para entrar en la procesión del Corpus y escogí el recodo con más público del recorrido. Imposible incorporarse por ahí. Bueno. Me quedé un rato para ver pasar la procesión, con sus banderolas, sus niños de Primera Comunión, sus incensarios y sus autoridades municipales, saludando. Detrás de mí aparecieron dos viejecitas, tamaño hobbit, cojeando ambas, vestidas de medio luto, pero con sus buenos collares y zarcillos de oro.
Una se quejaba:
— Desde aquí no se ve.
—Se ve la Custodia, —repuso la otra —¿la ves?, ¿la ves?
—Sí, sí, la Custodia, sí.
—Ea, pues todo lo demás es gente.
Sólo una mujer resumida es capaz de hacer tan gran resúmen.
ResponderEliminarEa, la viejecita tenía mas razón que un Santo. Cuánta sabiduría esconden los años.
ResponderEliminarPero si allí sacan todo lo que tienen guardado. Yo vi una dolorosa y una santa cena, en lo que cogía el autobús...
ResponderEliminarQué bueno.
ResponderEliminarNi Salomón en todo su esplendor destiló tanta teología...
ResponderEliminar... gente viendo la custodia, lo cual, en los tiempos que corren, también es digno de verse.
ResponderEliminarde acuerdo con beades y auberon.
ResponderEliminarGenial, genial, le voy a mostrar esto a otro compatriota tuyo con quien dialogamos en la Internet.
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