Jesús se encuentra con Lázaro, tras haberlo resucitado. Inclinándose hacia él, le pregunta al oído: “Dime, Lázaro, tú que has estado muerto, ¿qué tal al otro lado?”
Lázaro, con pena, en confidencia: “Señor, no le vi la gracia”.
Jesús, sonriendo, enternecido, halagado, le abraza y le asegura con convicción: “Amigo, no te preocupes, la próxima vez, después de mí, se la verás”.
La variación es sobre este apólogo de Oscar Wilde que admiraba mucho (como era de esperar) Paul Léautaud:
ResponderEliminarJesús se encuentra con Lázaro, tras haberlo resucitado. Inclinándose hacia él, le pregunta al oído: "Dime, Lázaro, tú que has estado muerto, ¿qué hay al otro lado?"
Lázaro, en confidencia: "Señor, no hay nada".
Jesús, con convencimiento: "¡No se lo digas a nadie!"
¡Magnífica variación!
ResponderEliminarMaestro:
ResponderEliminarMil veces mejor, y más piadosa, su versión que la de Oscar Wilde.
Sin dejar de hablar en serio, siempre me ha parecido impactante la angustia de Jesús en el huerto de los olivos. Si Él sabía que lo que le quedaba era sólo un mal trago, que 24 horas después ya iba a estar con el Padre, que todo daba igual, ¿por qué se angustió tanto? Se me ocurre que para que no sintamos verguenza de nuestro horror a la muerte y al dolor, para que cuando tengamos estos miedos, tan naturales, no pensemos que estamos siendo malos cristianos, pues Él es el primero que pasó por ello.
Así es Fernando, el dolor y la muerte son palabras mayores para todos. Y aunque yo no pensaba en ser piadoso sino en lo que de verdad se dirían Lázaro y Jesús, y aunque el pobre adjetivo tenga mala fama, es cierto que me ha salido más una variación piadosa. Ojalá sea porque la verdad siempre lo es.
ResponderEliminarMuchas gracias Suso.
No creo que seamos malos cristianos por tener miedo a la muerte. Somos humanos. Tenemos la fe para perderselo, de vez en cuando,,,
ResponderEliminar¡Qué bonita variación! y qué colmillo el de Wilde...
ResponderEliminarLa variación de Wilde también tiene su gracia. En cuanto a la tuya, ese abrazo es una preciosa prefiguración de la gloria.
ResponderEliminarVengo corriendo aquí; acabo de terminar ahora mismo la Introducción al Cristianismo y mira lo que dice en una de las últimas páginas (292):
ResponderEliminar"Estas ideas [la resurrección del hombre total, no del alma] sólo fueron posibles, en toda su amplitud, gracias a la concreción neotestamentaria de la esperanza bíblica, pues el Antiguo Testamento deja todavía pendiente la cuestión del futuro del hombre. Sólo en Cristo, el hombre que es 'uno con el Padre', por quien el hombre ha penetrado en la eternidad de Dios, se despeja definitivamente el futuro del hombre".
Joé, Ratzinger y tú codo con codo.
Preciosa variación y una magnífica catequesis en pocas líneas.
ResponderEliminarTengo suerte.
ResponderEliminarTodas las mañanas me levanto con una ilusión loca por ver qué me deparará el día de hoy.
Vosotros formáis parte de esa ilusión diaria.Es un chorrito de felicidad cada vez que abro este blog...y porque no quiero exagerar, ya me callo y me quedo escuchando vuestros comentarios.
Gracias,gracias gracias.MAFALDA
Vuestros comentarios me hacen muchísima ilusión. Gracias.
ResponderEliminarParece ser que al final de su vida Wilde cambió un poco sus ideas. Pero también a mí me ha impactado y emocionado tu versión.
ResponderEliminarEs genial.
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