Mientras que el mundo era un gran teatro, los actores se tomaban a sus personajes en serio y trataban de no salirse del papel. Se daba por supuesta la presencia de un Espectador, que al final aplaudiría, o no, ay. Y, además, entre las posibilidades se contaban la tragedia, la comedia y, sobre todo, el auto sacramental. De un tiempo a esta parte, el gran teatro del mundo también ha entrado en crisis, y nos ha quedado
un juego monótono según las reglas de Maquiavelo, sin actores, con tahúres.
Eres grande, Máiquez. Faraónicas y pitopitagóricas.
ResponderEliminarAhora, me gusta aún más la entrada que la columna.
No veo segundas intenciones en los poderosos. Maquiavelo, pesimista como pocos en cuanto a la condición humana decía que los hombres obran el mal a menos que la necesidad los obligue a obrar bien.
ResponderEliminarYo no creo que sea exactamente así pero le anda muy cerca y me quedo con otra de sus máximas:
-Quien quiera obrar en todo como hombre bueno, necesariamente fracasará rodeado de malos, por lo que todo príncipe que desee conservar su autoridad aprenderá a poder ser no bueno y después usará o no usará ese hábito, según dicte la necesidad.
Saludos.
"Qué débil tiene que ser el Poder para que tenga que funcionar siempre en la sombra, obligándonos, qué remedio, a la desconfianza y a la desazón".
ResponderEliminarEsta es la actitud de todo buen liberal. Bienvenido.