Recordad: los artistas son los que saben acabar las cosas.
Y no olvidéis el proverbio viejo y claro que clama Deyaneira en Las traquinias: "Llamar a un hombre [o a un año, añado yo] feliz o infeliz... Eso no se puede saber hasta el día de su muerte". Así que ánimo, muchachos, que en estas horas nos jugamos el 2008.
Mañana nos deseareamos feliz año nueve.
Máiquez, o como jugar con las palabras. ¡Muy felices juegos, viejos y nuevos, los venidos y los por venir! Feliz todo, ¡ea!
ResponderEliminarY dos, después de leer el artículo. Muy bueno, muy nuevo, muy nueve. ¡Ay, ya caí en tus redes!
ResponderEliminarFeliz año viejo, sin duda, para ti, Enrique; y nada parece anunciar que el nueve no lo sea también... Un abrazo.
ResponderEliminarYo también te lo deseo. Me gusta más tu juego de palabras que las "felices falsedades" que leí hace poco.
ResponderEliminarEs que eres la leche. No se me había ocurrido, y por lo que veo, a nadie. En fin, feliz todo.
ResponderEliminarHay en la Nochevieja una doble alegría: despedimos a un compañero cuando menos problemático (ciertamente también grato en algunos momentos, pero esto no cuenta); y esperamos con ilusión que tras las campanadas nuestra vida mejore, como por arte de magia, más que por un esfuerzo de nuestra voluntad, bastante debilitada tras las libaciones de rigor.
ResponderEliminar¡Ay, lo que haría una coma estratégicamente situada! Es broma. Siempre puede uno estrenar el empeño, los deseos y las ilusiones, como si fuera un infante. Feliz Año Viejo y Nuevo, pues.
ResponderEliminarFeliz año, poeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues eso: Feliz Año Nueve. Un abrazo.
ResponderEliminarDigo como Jesús Sanz Rioja pero en el lenguaje que me rodea: yo, "es que lo flipo".
ResponderEliminar¡Feliz año, Enrique! Original forma de ver las cosas.
ResponderEliminarTampoco tan original, querido Agus. Muy parecida a la tuya de hoy y muy discípula de la de Chesterton de Lunacy & Letters. ¡Felicidades!
ResponderEliminarY a todos, y gracias mil.
Y la aportación de Ovidio.
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