Pongo enlace a mi artículo, la verdad, para seguir la costumbre y para que la empresa vea que mi página se visita, pero me interesa comentar el artículo de Colón. Rápidamente, enumero sus aciertos:
1) Hablar del aborto el día del 11-M resulta muy pertinente. En lo mío, intento mostrar alguno de los nexos, pero no hacía falta. Entre las víctimas siempre existe una profunda solidaridad. Colón no pierde tiempo en explicaciones.
2) Usa el argumento de antiautoridad, que siempre me fastidia un poco, la verdad. Lo lógico sería que los argumentos valiesen por sí mismos y no porque los diga San Pío X o un ateo reconocido. Pero el argumento de antiautoridad es muy eficaz, y más en estos tiempos. O sea, que Colón hace bien en citarnos a Bobbio y, mañana, a Pasolini. Seguro que algún lector se cae del guindo.
3) Hay que descubrirse también ante la humildad de Colón, que le regala su columna a Bobbio, consciente de que él no lo va a decir mejor. Y además se repite, porque reincide en estas citas, que no es la primera vez que le leo. O sea, que, por amor a la verdad, renuncia a la originalidad y a la novedad.
y 4) Bobbio ataca el problema con gran inteligencia, desde luego: a) se asombra del honor que nos hacen a los cristianos de dejarnos solos en la defensa de la vida, b) detecta que en el fondo hay intereses políticos de control de natalidad, c) reconoce la inviolabilidad del derecho del más débil y d) denuncia la falacia de los argumentos proabortistas.
Ante una entrada así, uno no sabe si darle la enhorabuena a Bobbio por su planteamiento impecable, a Colón por su llevarlo a columna o a ti por el salto mortal que nos lleva a ambos. Gracias, gracias, gracias, en fin.
ResponderEliminarColón es de los pocos profesores que me alegro de haber tenido en la facultad. Ya se ve por qué.
ResponderEliminarPor mi parte anoto que me cuesta mucho llegar a conclusiones, que me rechinan igual que a Bobbio los argumentos tajantes y simplistas de los pro, y que comparto con él la noción de que esto no es, no debería ser un asunto religioso.
ResponderEliminarMe gustó Rajoy el día que dijo, para empezar, que un aborto es un fracaso (o un drama, elíjase la palabra). Creo que proporcionan, dentro de lo que cabe, un punto de partida sensato al debate.
No puedo discutir con quien lo plantea como un acto indiferente moralmente, no veo terreno común.
En America los que aceptan el aborto se definen pro choice. Bartlett, el mejor presidente de la historia (con el pequeño inconveniente de ser ficticio) era católico y pro choice. Es una postura que algunos llamarán contradictoria y otros cobarde, pero yo la encuentro en cambio difícil y profundamente honesta: se trata de aceptar, cuando de verdad hay tensión, que el otro puede tener razón.
En ese marco, creo que la ley de plazos es un punto de encuentro posible. Mejora a la de supuestos en la aplicación práctica, porque vemos todos los días que los supuestos se fuerzan hasta dejar en la práctica una barra libre que no es lo que la ley quería.
No se me oculta la debilidad fundamental del concepto de plazos: fijar una fecha es imposible, no responde a un concepto claro, es un mero acuerdo. Pero me temo que la moral pública tiene que ser, en los casos límite, cuestión de acuerdos. Nadie ha dicho que fuera fácil.
BRAVO ENRIQUE POR TU ENTRADA. BRAVO POR CITAR EL ARTÍCULO DE CARLOS COLÓN.BRAVO CARLOS POR LLEVAR A TU COLUMNA LA OPINIÓN DE BOBBIO. Y QUE ALEGRÍA ME DA CONOCERTE ENRIQUE,TAMBIÉN DE CONOCER A CARLOS. Y QUE ALEGRÍA DE VIVIR, DE SABER QUE OTROS PIENSAN IGUAL QUE UNO. QUE SUBIDÓN. R.SIMÓN
ResponderEliminarBueno, Enrique, te felicito por llevarnos de tu artículo (no de tus mejores) al de Colón.
ResponderEliminarY menos mal que le retiré la palabra a Ignacio, porque ponerse a discutir sobre sus "'argumentos'" de "'moral pública'" y "'tolerancia'" sería muy agotador. Y por otro lado qué suerte poder estar tan en el justo medio como él.
En el blog de Arcadi Espada, a partir de un artículo bastante simplista del autor, se están colgando comentarios muy interesantes. Me gusta el de Juan José Areta, que termina diciendo: "en estos casos, arbitrariedad es civilización".
ResponderEliminarSalto hacia allá. Gracias por el aviso.
ResponderEliminarEstoy con Ignacio en cuanto a la ley de plazos con todos los problemas que conlleva fijar una fecha tope.
ResponderEliminarEn cuanto a la edad para decidir, si la Constitución fija la mayoría de edad en dieciocho años lo lógico es que sea esa la edad mínima para decidir por sí sola.
Puestos a llevar el razonamiento a un extremo, ¿porqué contentarnos con dieciséis y no irnos por ejemplo al momento en que la joven sea fértil?.
Estoy convencido de que debemos darnos una ley del aborto, pero debemos dárnosla buscando el consenso más amplio posible, disponiendo las medidas necesarias para garantizar el respeto más escrupuloso por una decisión que debe tomarse libremente y desde el más profundo convencimiento personal de lo que se está haciendo, con información clara y concreta de todas las posibilidades que puedan darse para llevar el embarazo a término y con las mayores garantías sanitarias sea cual sea la decisión que tome la mujer.
Hay que aplicar por descontando, las mayores dosis de sentido común posibles,ergo, complicado está el tema.
En mi facultad hay una guerra sobre el tema. Hace unos días se colgaron unos carteles con lemas en contra del aborto... y al día siguiente, los encontramos todos rotos o tapados por carteles pro-abortistas. Es una vergüenza que no se pueda defender una postura en una universidad pública...
ResponderEliminarUn saludo, Enrique.
Sobre el tema del aborto, hay un detalle que debemos tener en cuenta.Jamás sabremos la opinión de uno de esos chiquitajos.Hablamos sobre la eutanasia, porque hay gente que quiere morir, porque nadie le dice que el suicidio asistido no es la solución para una persona que ama.
ResponderEliminarNosotros decidimos porque solo decide una parte....! qué cobardes !así ya se puede!.
Amo la vida