La mirada efímera/Lo sguardo effimero recoge los haikus de Herme G. Donis y su traducción al italiano por E. Coco. Han sido publicados por Levante Editori, de Bari, 2009. Personalmente me ha hecho muchísima ilusión enterarme de que “Salta la rana” se dice en italiano “
Salta la rana” (p. 48). Da gusto saber idiomas. Y no es la única chispa que salta del roce entre las dos lenguas: la traducción mejora algún haiku, como éste: "
Inverno, neve. / Sentirò questo fredo, / quando finisce?", que en versión original dice:
Invierno, nieve.
Cuando todo termine,
¿tendré este frío?
O también pasa que una mala lectura mía del texto en italiano lo salva (al menos para mi gusto). Leo: "
M’ignora l’aqua./ Mai la sua trasparenza/ m’ha regalato"; y yo lo interpreto: “Me ignora el agua. / Pero su trasparencia / me ha regalado”. Compruebo el original español y me entero de que no:
Me ignoró el agua.
Nunca me regaló
su transparencia.
Pero poliglotismos aparte, Herme G. Donis,
como nos tiene acostumbrados, consigue algunos haikus emocionantes, para nada efímeros. Ahí van los que yo he visto mejor:
Cuenco de agua.
Las manos adormecen
brillos de luna.
*
Hay una vida
detrás de estas sílabas
que envejece.
*
Nunca lo olvides.
Sobrevive la luna
más que el poema.
Bellísimos haikus, para comenzar bien el día.
ResponderEliminarSí que son buenos. El último me resulta especialmente brillante.
ResponderEliminarY tambén gratifica saber idiomas...
Entre tanto haiku ¿por qué no habla usted del video de las adoratrices mostrando videos de fetos muertos a niños de secundaria? ¿No es esto una crueldad? Si yo fuera Zapatero le quitaría la subvención a todos estos colegios religiosos que llaman asesino al presidente del gobierno. España, país laico, señor García Máiquez, a ver si se entera. Y encima le ponen una calle para su Escrivá en Zaragoza. El Opus, esa secta que tanto denunció en vida del dictador la pena de muerte institucionalizada por el régimen, que tanto ayudó para que disfrutáramos de esta democracia. En fin, triste hipocresia.
ResponderEliminarMuy bueno, Enrique. Te sigo casi a diario.
ResponderEliminarHombre, Arturo, en mi casa hablo de lo que me da la gana, si no le importa.
ResponderEliminarLa crueldad son los fetos muertos, amigo, no la foto.
Y le agradezco mucho que me informe de la laicidad de España. De la calle en Zaragoza me alegro una barbaridad, naturalmente.
La traducción, como sabemos los que nos dedicamos a esto -y más en el terreno literario-, nos lleva en muchos casos, aunque inintencionadamente, a la traición, idea nada nueva ni original. Lo ideal sería dominar todos los idiomas y comprender la esencia de un escrito tal y como lo escribió su autor.
ResponderEliminarAl señor Arturo Campo habría que aclararle que España ni es ni será laica. Y bueno, probemos con quitar a los colegios religiosos esa subvención de la que habla, mucho menor que la recibida por los Centros públicos. Seria la puntilla al desastroso sistema educativo español. Ah, y que yo sepa, los colegios del Opus son autosuficientes, no reciben un duro del Estado. Como centros privados pueden hacer dogma o inculcar los valores oportunos como les plazca. Otra cosa es que los padres de esos alumnos protesten o no, para eso pagan. Que al resto del personal que no pertenecemos a la congregación nos parezcan bien o mal los valores o las formas del Opus es secundario.
ResponderEliminarNo acabo de entender el orden de los factores lingüísticos. ¿Los poemas están escritos en español y traducidos al italiano, o viceversa, o el (¿la?) poeta escribe las dos versiones al alimón?
ResponderEliminarHuy, muchas gracias, Ignacio. Es verdad, no quedaba nada claro. Ahora lo he corregido, espero.
ResponderEliminarUna amiga mía de buen criterio -que sin embargo no comparto- decía que el prestigio de Baricco en España se debía a cómo mejoraba en la traducción.
ResponderEliminarIgnacio, esa amiga tuya de criterio, ¿será por casualidad italiana? Lo digo porque tengo la sensación de que vemos cruzado el encanto de ambos idiomas.
ResponderEliminarNo, es madrileña, y de ahí mi extrañeza. Porque desde luego es una gran verdad lo del encanto cruzado, a mí desde luego me pasa.
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