domingo, 24 de mayo de 2009

Si lo hubiera sabido, futbolista

Estábamos en un ambiente bucólico: almorzando en una casa de madera y de campo. Éramos un grupo bastante grande de amigos o, para ser exactos, tres grupos bastante estancos de amigos. En el mío la conversación se centraba, naturalmente, en los hijos, supongo que como en los otros dos. Una amiga se quejaba preocupada-preocupadísima de que a su hijo no le gustaba el fútbol, y eso era una tara, no quería que fuese un raro, tenía que integrarse... Yo, queriendo animar, conté que a mí tampoco me gustaba. La madre entonces abrió los ojos con pavor --un rictus de sufrimiento cruzó su cara como un relámpago--, y suspiró. Otra, le pasó la mano por la espalda, confortándola.

7 comentarios:

  1. Jamás entenderé por qué existe gente a la que no le gusta el fútbol; aunque tampoco comprendo cómo la Bibi ha llegado a ministra. Bueno, esto último podría explicarse. Enhorabuena por el articulo, que bien podría haberse titulado Biba Bibiana...

    ResponderEliminar
  2. Gracias Enrique, es cojonudo el post, y el artículo.

    Y a Bibi, de nuestra tierra, deberían amarrarla a un poste del Carranza.

    ResponderEliminar
  3. Pues si la escena hubiese acontecido cuando el postre es para que a uno se le caiga el Magnum al suelo y en un golpe de sol se quede ahí desleído, como la autoestima...

    ResponderEliminar
  4. Yo, cuando digo que soy muy pero muy futbolero, que veo los partidos del betis en la tele con la bufanda verdiblanca puesta, invariablemente me encuentro con el mismo comentario: pues no te pega nada.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo1:19 p. m.

    ¿Y esta retractatio?

    ResponderEliminar
  6. Anónimo2:51 p. m.

    Insisto...¿esta retractatio?

    ResponderEliminar
  7. Supongo que se refiere al título de la entrada, que no es talmente una retractio sino una cita de un poema de Abel Feu que le gustaría mucho a la madre en cuestión. Va:
    SI LO HUBIERA SABIDO, FUTBOLISTASi lo hubiera sabido, futbolista.

    Un deportivo hortera y una rubia
    todavía más hortera a la salida
    de los entrenamientos. Un pendiente
    en la orejita izquierda y el flequillo
    tenaz que cae y cae sobre mis ojos
    y yo aparto-¡qué tío!-con ese gesto
    que hasta imitan los niños...

    En fin, vida
    vidorra, anuncios, goles, entrevistas,
    vaya mansión, autógrafos y etcétera...

    Lo juro: futbolista. No estos versos
    ramplones y prosaicos. No estos años
    cabrones. Ni las suposiciones. Ni esperar
    a que nunca pase nada...

    Y no
    poeta, no, ¡no!, no poeta sobre todo,
    cualquier cosa antes que este camelo
    que mira a lo que lleva: a lamentarse mucho
    de uno mismo, a exhibir trapos sucios,
    a este strip-tease grotesco, qué vergüenza

    ResponderEliminar