En mi artículo, de los políticos no digo apenas ni pío.
Ni cuento que el verano pasado, para espantar a las cotorras, leía en el jardín con una escopeta de plomos en el regazo. La imagen sorprendía mucho al vecindario, que en agosto es la familia de una amiga de la adolescencia [de la que hablaré mañana]. Se traían cierta guasa que, unida a la de las cotorras [tengo mala puntería], estuvo a punto de desmoralizarme. Por una vez, y sin que sirva de precedente -espero-, Leonor no me apoyaba. Le daba pena la posibilidad de una urraca moribunda. ¡O sea, que creía en mi puntería, oh! Entre unas críticas y otras, estuve a punto de abandonar, hasta que José Mateos me informó de que José Antonio Muñoz Rojas lee en su casa con una escopeta de cartuchos [siempre ha habido clases] entre las piernas. Tira contra las tórtolas turcas, cuyo zureo le parece un mal presagio. [Y eso que quizá no sepa que dicen decaocto]. Es un ejemplo del efecto benéfico, de reafirmación, que tienen sobre nosotros los maestros. Yo, desde entonces, no dejé la escopeta.
Por otra parte, si a alguien le extraña un artículo tan ornitofóbico en un poeta lírico, siempre podré alegar otro argumento de autoridad: Jaime Gil de Biedma y sus pájaros cabrones.
Echo de menos en tu jardín a las gaviotas.
ResponderEliminarCurioso: por un lado, tus poetas y tus pájaros amigos, y por otro tus pájaros enemigos.
ResponderEliminarVivir para contarlo...
Esa defensa de la pobre abubilla suena a la ideología de género del telediario..., ¡puaj! (risas).
ResponderEliminarCopio una apología del mirlo de José Ramón Ayllón en "Palabras en la arena":
AMADEUS
En Bayona me suelo despertar muy temprano, con acompañamiento de orquesta rural. Primero –entre sueños- oigo a los gallos vecinos, que no respetan ni los domingos y suelen aclarar sus clarines una hora antes del amanecer. Gallos estrepitosos, que rompen sin piedad el silencio de la noche y agitan a toda la población alada de los contornos: gorriones y golondrinas, palomas y vencejos, urracas y jilgueros, tordos y ruiseñores... A partir de ahí, los trinos, gorjeos y zureos se confunden en una polifonía sin orden ni concierto, con un mensaje preciso: ¿Qué haces todavía acostado? Entonces me incorporo, me siento en la cama y espero el milagro, el momento preciso en que la algarabía alada se interrumpe en seco porque alguien ha iniciado un solo de flauta mágica. El solista domina el pentagrama y suelta un chorro sostenido de música trinada, que alegra la mañana igual que el primer sol. Subido a la veleta del tejado, sobre la mismísima cresta del gallo forjado en hierro, el virtuoso contempla el despertar del pueblo, abarca la finca y vigila su nido en el seto de boj. Luce un impecable y brillante chaqué negro, rematado por un vistoso pico naranja, que parece un grano de maíz. Amadeus, el solista virtuoso, es un mirlo presumido y feliz, de la escuela de Mozart.
Este artículo me viene como anillo al dedo con tantos pájaros como tengo en la cabeza.
ResponderEliminarHe oído que a J.R.J. le resultaba insoportable la dulce de las aves armonía
ResponderEliminar... y algunos, que no quisiéramos ser propietarios, no tenemos más remedio que serlo, porca miseria.
ResponderEliminarParece que vives en Aravaca, padecemos de las mismas plagas: mirlos, urracas, cotorras argentinas, turcas. Yo escribo en la terraza con un nueve milímetros cerca, pero mi mujer no me deja, por el ruido, dice.
ResponderEliminarY para más coincidencias, hace poco asistí también a un mirlo embistiendo (qué bárbaros, qué casta, arrancarían ovaciones en Las Ventas) aunque su víctima no era una abubilla sino un hermoso zorzal, que se fue, claro, y yo impotente, sin poder intervenir.
Me encantan los pájaros de Biedma. cabrones o no, son "aves".
ResponderEliminarAhora entiendo ese título de tu blog tan tremebundo que siempre me sorprendió. Con tu escopeta atronas el barrio por un quítame allá estos pájaros....uhm! no sé que pensar de todo esto. Espero que otro dia hables de tus pájaros amigos, si es que los hay.
ResponderEliminarMe ha recordado "Pájaros" de Jiménez Lozano; y sobre todo su "mestro cuco"
ResponderEliminarAcabo de ponerte una denuncia en la sociedad protectora de animales, cabrón.
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