Fenomenal la reseña y lo de Jericó, leerla ha sido como volver al libro y sus mejores instantes. He estado acordándome de "Vermeer" todo este mes al ver las marquesinas de la ciudad llenas de un cartel que, sobre el cuadro, dice: "La [aquí una marca de lácteos]. Sus yogures tienen el auténtico sabor de lo bueno". (Ah, los publicitarios: esos avispados lectores de poesía...)
He leído su artículo con todo interés. Tiene uno de los mejores rasgos con los que puede contar un trabajo de este tipo: animar nuevas lecturas y ayudar a rememorar lecturas pasadas. Esto entre otras cosas.
La fascinación por lo diminuto. En esto coincide, al parecer, Wislawa Szymborska, con Pascal que debió, supongo, de conocer los primeros microscopios compuestos. También con Jünger y sus aficiones entomológicas.
¡Yo también me he acordado de [aquí la marca]de Vermeer y la Szymborska cada vez que he visto el cartel! Enrique enriquece nuestra vida.
Y qué alegría el comentario sobre el poema de la bufanda de ganchillo. En Pasajes esta Navidad, haciendo cola en la caja, abrí justo el libro por él, y casi me estrangula, qué mal trago. Pensé que era que yo andaba tonta.
"Ese fondo común que sólo alcanza, muy discreta y para siempre, la gran poesía". Mejor no se puede decir. Mira que si el próximo libro se titula "Ahora" ...
¿Tú, tonta? Qué disparate... En efecto, es un poema que estremece hasta el estrangulamiento.
Y gracias, AR, por fijarte en lo de Jericó. Lo digo siempre que hablo de WS. Así podrás entender bien la sorpresa que me llevé al leer en Lecturas no obligatorias, que es una lectura (casi) obligatoria, este párrafo, hablando de historia antigua: "Ni siquiera la antigua Jericó cayó solo con el sonido de las trompetas. Hoy se piensa que el sonido de las trompetas solo sirvió para amortiguar el ruido de la socava. Aunque queramos conferir un papel decisivo a las trompetas en la conquista de la ciudad, hace falta otro tipo de acciones complementarias". [p. 140] Era como si la Szymborska en persona me estuviese advirtiendo: "Oye, tú, muchacho, que los poemas no me salen sólo con un método, eh"; haciendo una defensa de la técnica subterránea. Ahora me arrepiento de no haberlo contado en la reseña.
Y me quito el sombrero, GdL. Pascal es una referencia clave de la Szymborska, como insiste e insiste el prologuista de Dos puntos o de Instante, ahora no recuerdo. Hasta el último momento estuve dudando si mentarlo o no. Me alegra que lo haya descubierto entre líneas. Y allí donde yo no había sabido verlo, en los seres microscópicos, pero qué bien le interesaban a Pascal y, además, en un sentido que da más fondo (aún) al poema de W.S.
Justo ayer tuve entre las manos esas Lecturas, Enrique. Y si me decidí por Aluvial, que me está gustando muchísimo, fue precisamente por tu recomendación en este blog, así que ya estoy rascándome el bolsillo para seguir con más Szymborska. (Los de [la marca] deberían estirarse y regalar unos yogures a la memoria de Vermeer, que les ha hecho la campaña gratis.)
No te rasques el bolsillo. Hiciste bien comprándote Aluvial, que es un poemario para toda la vida. Estas Lecturas no obligatorias te las mando yo por correo, las lees y si otra persona se apunta al carro, se la mandas tú, y así hasta que el último me las devuelva. Hagamos economía lírica de crisis y démosle vidilla al desangelado Servicio de Correos. Supongo que a Wislawa no le importará.
Que rule: venga ese libro, y gracias, aunque creo que Wislawa corre más peligro en mi biblioteca que en la tuya (ya verás, ya... se acabó el orden alfabético). Te envío mis señas aparte y lo remitiré a quien se apunte. A ver si leyéndolo descubrimos en qué consiste ese otro método subterráneo que mencionas...
Fenomenal la reseña y lo de Jericó, leerla ha sido como volver al libro y sus mejores instantes. He estado acordándome de "Vermeer" todo este mes al ver las marquesinas de la ciudad llenas de un cartel que, sobre el cuadro, dice: "La [aquí una marca de lácteos]. Sus yogures tienen el auténtico sabor de lo bueno". (Ah, los publicitarios: esos avispados lectores de poesía...)
ResponderEliminarHe leído su artículo con todo interés. Tiene uno de los mejores rasgos con los que puede contar un trabajo de este tipo: animar nuevas lecturas y ayudar a rememorar lecturas pasadas. Esto entre otras cosas.
ResponderEliminarLa fascinación por lo diminuto. En esto coincide, al parecer, Wislawa Szymborska, con Pascal que debió, supongo, de conocer los primeros microscopios compuestos. También con Jünger y sus aficiones entomológicas.
Reciba un saludo de su seguro lector.
¡Yo también me he acordado de [aquí la marca]de Vermeer y la Szymborska cada vez que he visto el cartel! Enrique enriquece nuestra vida.
ResponderEliminarY qué alegría el comentario sobre el poema de la bufanda de ganchillo. En Pasajes esta Navidad, haciendo cola en la caja, abrí justo el libro por él, y casi me estrangula, qué mal trago. Pensé que era que yo andaba tonta.
"Ese fondo común que sólo alcanza, muy discreta y para siempre, la gran poesía". Mejor no se puede decir. Mira que si el próximo libro se titula "Ahora" ...
¿Tú, tonta? Qué disparate... En efecto, es un poema que estremece hasta el estrangulamiento.
ResponderEliminarY gracias, AR, por fijarte en lo de Jericó. Lo digo siempre que hablo de WS. Así podrás entender bien la sorpresa que me llevé al leer en Lecturas no obligatorias, que es una lectura (casi) obligatoria, este párrafo, hablando de historia antigua: "Ni siquiera la antigua Jericó cayó solo con el sonido de las trompetas. Hoy se piensa que el sonido de las trompetas solo sirvió para amortiguar el ruido de la socava. Aunque queramos conferir un papel decisivo a las trompetas en la conquista de la ciudad, hace falta otro tipo de acciones complementarias". [p. 140] Era como si la Szymborska en persona me estuviese advirtiendo: "Oye, tú, muchacho, que los poemas no me salen sólo con un método, eh"; haciendo una defensa de la técnica subterránea. Ahora me arrepiento de no haberlo contado en la reseña.
Y me quito el sombrero, GdL. Pascal es una referencia clave de la Szymborska, como insiste e insiste el prologuista de Dos puntos o de Instante, ahora no recuerdo. Hasta el último momento estuve dudando si mentarlo o no. Me alegra que lo haya descubierto entre líneas. Y allí donde yo no había sabido verlo, en los seres microscópicos, pero qué bien le interesaban a Pascal y, además, en un sentido que da más fondo (aún) al poema de W.S.
Ups, se me olvidaba una precisión, qué despistes tiene la vanidad. Quienes enriquecen nuestra vida son Vermeer y la Szymborska, y Dios se lo pague.
ResponderEliminarJusto ayer tuve entre las manos esas Lecturas, Enrique. Y si me decidí por Aluvial, que me está gustando muchísimo, fue precisamente por tu recomendación en este blog, así que ya estoy rascándome el bolsillo para seguir con más Szymborska. (Los de [la marca] deberían estirarse y regalar unos yogures a la memoria de Vermeer, que les ha hecho la campaña gratis.)
ResponderEliminarNo te rasques el bolsillo. Hiciste bien comprándote Aluvial, que es un poemario para toda la vida. Estas Lecturas no obligatorias te las mando yo por correo, las lees y si otra persona se apunta al carro, se la mandas tú, y así hasta que el último me las devuelva. Hagamos economía lírica de crisis y démosle vidilla al desangelado Servicio de Correos. Supongo que a Wislawa no le importará.
ResponderEliminarQue rule: venga ese libro, y gracias, aunque creo que Wislawa corre más peligro en mi biblioteca que en la tuya (ya verás, ya... se acabó el orden alfabético). Te envío mis señas aparte y lo remitiré a quien se apunte. A ver si leyéndolo descubrimos en qué consiste ese otro método subterráneo que mencionas...
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