Es un artículo muy hondo, centrado y a la vez muy musical -muy de música de procesiones-, con frases redondas: "La rutina nos retiene en las redes de unos itinerarios cotidianos idénticos." Y qué sorprendente lo de: "Los puentes se hacen excursiones".
Espléndido artículo. Cansa un poco toda esta pretendida originalidad de que procesionar a la Virgen esté relacionado con el culto a las diosas Isis y Salambó y con los ritos egipcios y tartésicos y magnífica la aportación del híbrido a la avifauna urbana,aunque no mencione a los vencejos, tan cantados en estas fechas, no sé si con propiedad o no...
Los callejones más sórdidos se ennoblecen en estas circunstancias. De igual manera que, como nos contaba Unamuno, las mozas del partido se adoncellaron por la bondad de Don Quijote.
Además: cuando contemplamos una procesión todos somos un poco goyescos (en el mejor sentido de la palabra).
Solo puedo decir que me quito el sombrero ante un artículo tan maravilloso. Me desanimas con tan buen pulso para las letras. Yo he escrito algo en mi blog sobre la Semana Santa y no le llega ni a la suela del zapato de tu artículo. Hondura donde las haya, mas solo hay que buscar en tus artículos, que es como si se leyera a los grandes clásicos.
Cada Pascua que se acerca y me encuentra leyendo los blogs de Uds., los españoles, viene con un nuevo pecado para la confesión. Es la envidia que me da que tengan esas procesiones o simplemente la gente en las calles. Acá, al contrario, se vacía la ciudad.
(Salvo, salvo, los viacrucis callejeros del viernes, que de un tiempo a esta parte las parroquias han empezado a hacer cada vez más).
Cómo me habéis acompañado. Así da gusto escribir. Muchísimas gracias a todos.
No sé qué idea dices, querido JM M-F, pero con una que te haya gustado, me doy con un canto en los dientes.
Adivina CB: una saeta hubo también en ese callejón.
Te agradezco, Ángel, el buen (en los dos sentidos) oído.
Quizá, Espinelete, es que los vencejos sean más de Sevilla (yo los recuerdo a cientos en la plaza de Cuba) y aquí, casi campo, haya más golondrinas.
Jo, marinero, qué grata sorpresa.
Y eso es, GdL: la bondad se expande y lo sagrado nos mejora una barbaridad. Lo que uno tiene de moza de partido se aferra a esa realidad con esperanza.
Qué joven eres, querido Antonio: pronto verás que no era para tanto y yo, entonces, acostumbrado a tu entusiasmo gratísimo tendré una enésima cura de humildad. Que no me vendrá mal, así que bienvenido.
¿Te parece poca salvedad o "salvación", JI, un via crucis? Ojalá pueda verlo algún año con estos ojos.
Y sí, JMJ, todo es muy complejo: hubo un tiempo en que renegar de la originalidad era una originalidad: ya no, así que lo mejor es no preocuparse mucho por si sí o no no... Gracias por leer mi artículo tan generosamente.
Qué idea más bonita, gracias.
ResponderEliminarMucho mejor que murcidrino, desde luego.
ResponderEliminarY precioso final. Parece una letanía, o una saeta según asóma por el callejón la Virgan resplandeciente.
Es un artículo muy hondo, centrado y a la vez muy musical -muy de música de procesiones-, con frases redondas:
ResponderEliminar"La rutina nos retiene en las redes de unos itinerarios cotidianos idénticos."
Y qué sorprendente lo de: "Los puentes se hacen excursiones".
Espléndido artículo. Cansa un poco toda esta pretendida originalidad de que procesionar a la Virgen esté relacionado con el culto a las diosas Isis y Salambó y con los ritos egipcios y tartésicos y magnífica la aportación del híbrido a la avifauna urbana,aunque no mencione a los vencejos, tan cantados en estas fechas, no sé si con propiedad o no...
ResponderEliminarMis felicitaciones a EGM por su artículo, con una visión de veras original pese a su título, y expresada con precisa -y preciosa- eficacia. Excelente.
ResponderEliminarLos callejones más sórdidos se ennoblecen en estas circunstancias. De igual manera que, como nos contaba Unamuno, las mozas del partido se adoncellaron por la bondad de Don Quijote.
ResponderEliminarAdemás: cuando contemplamos una procesión todos somos un poco goyescos (en el mejor sentido de la palabra).
Saludos de su seguro lector GdL.
Solo puedo decir que me quito el sombrero ante un artículo tan maravilloso. Me desanimas con tan buen pulso para las letras. Yo he escrito algo en mi blog sobre la Semana Santa y no le llega ni a la suela del zapato de tu artículo. Hondura donde las haya, mas solo hay que buscar en tus artículos, que es como si se leyera a los grandes clásicos.
ResponderEliminarUn Saludo (Impresionado)
Muy lindo artículo y las imágenes crepusculares.
ResponderEliminarCada Pascua que se acerca y me encuentra leyendo los blogs de Uds., los españoles, viene con un nuevo pecado para la confesión. Es la envidia que me da que tengan esas procesiones o simplemente la gente en las calles. Acá, al contrario, se vacía la ciudad.
(Salvo, salvo, los viacrucis callejeros del viernes, que de un tiempo a esta parte las parroquias han empezado a hacer cada vez más).
Bueno, merece la pensa ser original, porque el arte es largo y además no importa.
ResponderEliminarImportan sí y mucho, artículos como éste que centran la SS en lo suyo exacto: el cristianismo y la calle, esto es, la memoria del hombre.
Cómo me habéis acompañado. Así da gusto escribir. Muchísimas gracias a todos.
ResponderEliminarNo sé qué idea dices, querido JM M-F, pero con una que te haya gustado, me doy con un canto en los dientes.
Adivina CB: una saeta hubo también en ese callejón.
Te agradezco, Ángel, el buen (en los dos sentidos) oído.
Quizá, Espinelete, es que los vencejos sean más de Sevilla (yo los recuerdo a cientos en la plaza de Cuba) y aquí, casi campo, haya más golondrinas.
Jo, marinero, qué grata sorpresa.
Y eso es, GdL: la bondad se expande y lo sagrado nos mejora una barbaridad. Lo que uno tiene de moza de partido se aferra a esa realidad con esperanza.
Qué joven eres, querido Antonio: pronto verás que no era para tanto y yo, entonces, acostumbrado a tu entusiasmo gratísimo tendré una enésima cura de humildad. Que no me vendrá mal, así que bienvenido.
¿Te parece poca salvedad o "salvación", JI, un via crucis? Ojalá pueda verlo algún año con estos ojos.
Y sí, JMJ, todo es muy complejo: hubo un tiempo en que renegar de la originalidad era una originalidad: ya no, así que lo mejor es no preocuparse mucho por si sí o no no... Gracias por leer mi artículo tan generosamente.