jueves, 13 de mayo de 2010

Lecturas no obligatorias

Dos fragmentos de particular interés general de la reseña que publico en Clarín sobre Lecturas no obligatorias (Alfabia. Barcelona, 2009), de Wislawa Szymborska:
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“El humor como hermano menor” es un gran artículo, donde se asevera: “El humor es el hermanito pequeño de la seriedad. Son algo así como Epi y Blas, pero en formato cósmico. Y entre los hermanos hay una tensión constante. La seriedad mira al humor con la altivez que brinda la mayoría de edad y, por este motivo, el humor se siente acomplejado y desea en lo más profundo de su alma ser tan juicioso como lo es la seriedad, cosa que, por fortuna, no puede conseguir. […] Opino que tanto la gravedad como el humor son igual de valiosos y, por ello, espero con ansia el momento en que la seriedad comience a envidiar al humor a modo de revancha”. Pruebas de humor a lo largo de Lecturas no obligatorias no faltan.
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Lecturas no obligatorias refleja el mundo entero de Wislawa Szymborska. Hay un incontestable argumento a favor de los temas menores (“Claro que tengo mayores preocupaciones, pero eso no es motivo para que no tenga otras más modestas”), cierto orgullo mal disimulado y bien justificado (“… y una gracia que ni siquiera le es concedida a todos los poetas”), una insistencia muy suya en la perplejidad (“Aunque continúe sin saber nada realmente fundamental tras su lectura, ese nada ha perdido todo su sentido primitivo y ha adquirido una profundidad socrática”), un optimismo de dimensiones chestertonianas (“‘El mundo ordinario’ no existe para mí. Cuánto más sabemos de él, tanto más enigmático se torna, y la vida que en él existe se nos revela como una extraordinaria anomalía cósmica. Un árbol que crece y el murmullo de sus hojas: con eso tengo más que suficiente”), una minuciosa atención a las paradojas de la realidad (“Ya se sabe: para curarse hace falta tener la salud de un toro”) y un muestrario casi completo de los temas que protagonizan sus poemas: la vida cotidiana, las víctimas del terrorismo, Ella Fitzgerald, los animales…

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