martes, 4 de mayo de 2010

Todo corazón

En la primera ecografía era un punto de luz palpitante. Nosotros veíamos una estrella. “Es el corazón”, corrigió la médico. Más tarde, vimos la sangre azul y la roja, aunque el médico señalaba arterias y venas. Y de vez en cuando el ginecólogo nos dejaba oír un poco, pero muy poco, pom-pom, el corazón. Anotaba lo suyo, todo normal, y pasaba a otra cosa. Ayer fuimos a monitores y estuvimos oyendo el corazón de la niña durante una hora larga, sin interrupciones. “Suena como el trote de un caballo”, susurró la enfermera. Yo lo oía como la galopada tendida de un regimiento de lanceros al ataque, pero es que también oía el mío y suponía/superponía el de su madre, y, por qué no, el de la enfermera, más al paso, en la retaguardia. Y también el corazón de los muertos, más allá. Mientras la máquina tomaba sus mediciones, nos pusimos a leer, pudorosos. Me gusta leer con música de fondo, y nunca mejor que ayer. Mi libro era la edición del Apocalipsis de Cristóbal Serra, donde también galopan caballos y jinetes, cuatro; y el de Leonor, Silencio de Shusaku Endo. El corazón de Carmen era la música de fondo. La música. Todas las músicas del mundo son variaciones sobre el palpitar del corazón de una niña a punto de nacer. De pronto, entró la enfermera: “Ya os podéis ir…” “¿Ya?”, dijimos Leonor y yo a la vez.

9 comentarios:

  1. Buff, qué bueno. Qué bien.

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  2. Qué emocionante e intenso. Qué va a dejar Usted para cuando nazca. El día de mañana cuando ese corazón alcance con esta entrada a reconstruir la historia de su nacimiento va a emocionarse mucho. Espléndido de verdad.

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  3. "Todas las músicas del mundo son variaciones sobre el palpitar del corazón de una niña a punto de nacer".

    Toma ya.

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  4. Uh, sí, coincido con Jesús Beades. Frasón.
    Muy linda entrada.

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  5. "Y también el corazón de los muertos, más allá"...genial. Las fundaciones y las lápidas, diría Orozco. Espléndida, entrañable entrada.

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  6. Me añado al coro de todo corazón.

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  7. Esta variación es de las músicas más emocionantes que he oído nunca.
    Muchas gracias.

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  8. ¡Qué bien que tenemos un metrónomo así para acompasar las vidas!

    ¡Que no le falte nunca la cuerda!

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  9. Gracias.
    Muchas gracias.

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