Para no engancharme a la película de crímenes y forenses, que me conozco, nada más escuchar la musiquilla, cojo un libro y me subo corriendo al cuarto. Cuando una hora y media después llega Leonor, le pregunto a modo de saludo:
--¿Quién era el asesino?
Impertérrita, contesta:
--El otro.
Genial.
ResponderEliminarDicen que decía Oscar Wilde que la mejor manera de librase de una tentación es caer en ella. Es, sin duda, un pensamiento muy alentador (de tentaciones). Pero la verdad verdadera es que la mejor forma de librarse de una tentación es alejarse de ella. En el supermercado, se concreta en que no debes comprar lo que no te quieres comer. Tus películas de crímenes son mis galletas de chocolate.
ResponderEliminarDicho lo cual, re-adaldrido: genial.
Muchas gracias. Qué bueno el pensamiento alentador (de tentaciones).
ResponderEliminarY, si no es el otro, la historia falla, por supuesto.
ResponderEliminarLa lucha contra la TV en pos del libro es una dura lucha cotidiana que nada tiene que ver con el gobierno y el ministro de cultura (o sí, un poco, pero no tanto como la lucha cotidiana).
ResponderEliminarEse momento en que podemos ser grandes luchadores y disfrutar del triunfo de una batalla de un segundo descansando a la luz de la lámpara con el libro en mano por varios minutos (y aunque sólo fueran un par, hasta que empezamos a parpadear, nadie quita el sabor del triunfo).
(Oh, perdón, he enfatizado demasiado y no domino el idioma).
El otro… Sólo dos palabras
ResponderEliminarEso, eso es compenetración en la pareja y lo demás son tonterias.
Para finalizar, me uno a los adaldridos.
PD: Maravillas las buganvillas.