lunes, 29 de noviembre de 2010

Hibernación

Mis puntos de contacto con el oso habían sido hasta ahora más bien estéticos y capilares ("el hombre y el oso" y eso), pero este fin de semana he estado dedicado, como nunca, a la hibernación. Jamás he dormido tanto a todas horas. Y en los intervalos, veía películas, que es otro sueño, mientras afuera caían la lluvia y las temperaturas. Tosía con una voz cavernosa, como desde el fondo de una gruta. Lo más que he pensado ha sido esto: la hibernación es el estado anti literario por excelencia. Lo cuento, por tanto, sólo por levantar acta, por motivos notariales-biográficos, y nada más.

3 comentarios:

  1. Anónimo12:32 p. m.

    Seguro que has estado cargando pilas.
    Jilguero

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  2. ¿No era Enrique un hombre casado moderno, y con un bebé, que intentaba leer mientras su hija mordía los libros? ¿Esta es una nota vieja que había quedado en borrador?

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  3. Parece como si te sentara mal Madrid.
    Demasiadas veladas literarias y rectores magníficos... y te perdiste la nieve
    Un abrazo y que te mejores.

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