En sus Diarios, Iñaki Uriarte propone este método: “Escribir de mal humor, corregir de buen humor”. Lo hace en la página 136, cuando ya ha dejado claro que tiene autoridad de sobra para exponer métodos de escritura. El mío es exactamente el contrario: escribir de buen humor, corregir de mal humor; y, sin embargo, creo que salva lo esencial del consejo uriartiano, que no es tanto el orden de los factores, como el contraste. Un malhumor que no nos hiele la sonrisa o que, incluso, la provoque, o una sonrisa que nos consuele un poco o que, al menos, no nos amargue más.
Pues yo no consigo corregir de buen humor. Ese tío es una máquina
ResponderEliminarOtro método que utiliza la máquina Uriarte es corregir sus artículos a la vuelta de una noche de copas (borracho, vaya) y si entonces no pierde el hilo, están bien. Si no, vuelta a empezar, es de suponer que a la mañana siguiente y con mal humor [con lo que enlaza con el primer método]. Consideraciones morales aparte y sanitarias, tampoco es manco el método, ni mucho menos. Intento seguirlo a mi modo corrigiendo muy tarde, cuando ya estoy "drogado de cansancio" [la expresión es de Uriarte, hablando de los que vuelven del trabajo].
ResponderEliminarCarlos dijo:
ResponderEliminarAcabo de leer tu libro. Lo he dejado en el brazo del sillón, lo he mirado y me he sonreído... de gozo, de gratitud, del placer que nos provoca ver aliados la gravedad, la ligereza, el dolor, la alegría, la inteligencia, el insolente entusiasmo amoroso (valientemente exaltado, candoroso, sin complejos).
Los poemas que abren el libro son hermosísimos, pese a tratar un tema tan… enorme, tan delicado, tan arriesgado.
Y qué sorpresa el último poema: cuando se esperaría que fuese un puro cántico (algo que hubiese sido tan legítimo), lo conviertes en un aldabonazo sobre el dolor en el mundo, sin palabrería, sin panfletismo, con un lirismo que sacude a los astros. Quién puede hablar de ligereza en tus poemas. La ligereza, sí, que tiene que ver con la levedad, la delicadeza, el desenfado (no estar adustamente enfadado), la alegría. No la ligereza de la superficialidad o la pura chanza. Un libro el tuyo lleno de gracia (no de grassia).
Mi enhorabuena y mi gratitud.
Uriarte hace de su arte un método, y en el arte no hay o existe método infalible y universal. Cada cual tiene el suyo. Por cierto Enrique, me gusta más el tuyo, no por nada, sno que considero el más apropiado a mis peculiaridades personales.
ResponderEliminarSaludos, y te deseo un 11 para este nuevo año que en pocas horas comienza.
Ente tú y Ángel, qué ganas de leer a Uriarte me han metido. ¡Seguro que no lo consigo aquí!
ResponderEliminarQuerido Carlos, cuánta generosidad en un escritor... ¡nadie lo diría! Bromas aparte, muchísimas gracias por esta lectura tan desde dentro. Me has alegrado el día: un brindis con mi desconocido colaborador y un sorbo de champán para despedir el año. Esperemos que no se me suba a la cabeza.
ResponderEliminarAlfredo, no te preocupes. Lo citaré tanto que podrás hacerte a la idea de que ha llegado a México. Y gratis.
Efectivamente, Ramón, mi método te pega más, mi semejante, mi hermano. Abrazo y feliz 2011 a todos.