sábado, 15 de enero de 2011

Aviso urgente

He sido siempre un quejica. Entre mis quejas, sobre todo, la falta de tiempo... y que nadie me echara cuenta y dedicara unas buenas horas a lamentarse conmigo. Pero últimamente sí me echan cuenta, y es, ay, peor. De pronto, un amigo y maestro se excusa por mandarme sus poemas inéditos y maravillosos. Pero leerlos en rigurosa exclusiva es un privilegio, y lo sé. Un conocido me manda su libro entre titubeos y disculpas, y resulta que es un libro precioso. Una amiga me llama, avergonzada, y sólo porque tiene un problema serio, que, si no, no me molestaría, se excusa. Otros no se atreven a invitarme a cenar. Salgo aquí y ahora, como en aquel poema de José Luis Tejada donde empezaba pidiendo que le dejaran solo y que terminaba suplicando: “Que era broma, que era broma”. Ya no me quejaré más.

2 comentarios:

  1. Para mi, que he abusado de tu "hospitalidad"
    con menos delicadeza que la de
    los ejemplos que pones,
    este post resulta extremadamente
    generoso.
    Un abrazo.
    Jose Luis

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  2. No has abusado nada nunca, José Luis.

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