Cuánta razón tienen usted y Tolstoi, sr. Anónimo. Con la de bromitas que hemos gastado Nabokov y yo... Ahora lo veo en mis propias carnes, quiero decir, diario. Gracias.
Debe ser justo la primera, que dice: "Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada" Parece que sean esos motivos especiales los que te ayudan a escribir en el diario. A mí me suele ocurrir lo contrario. De lo malo me da pereza escribir, prefiero olvidarlo. Y me da la impresión de que si lo escribo me deja más huella. Sin embargo recalcar, escribiéndolo, todo lo bueno que pasa o me pasa, me redobla el disfrute. Supongo que estoy en un error porque es de lo malo de lo que se aprende. Lo pensaré.
Esa es la cita. Gracias, María. Yo también tengo que pensarlo, porque mi método es escribir feliz. Lo que me demuestra mi diario es que cuanto peor es el día, más líneas exige, encima. No tienen que ser mejores, me parece.
Me refiero a que el sufrimiento, los problemas nos hacen mejores, porque aprendemos de ellos, nos ayudan a ver lo poco que somos y lo fuertes que podemos llegar a ser. Nos ayudan a ver cuánto nos necesitamos unos a otros y, sobre todo, cuanto necesitamos a Dios. Aunque por supuesto es muy necesario recordar los momentos buenos, porque ello nos ayuda a ser agradecidos, optimistas y amables.
Recuerda la primera frase de Ana Karenina. Un abrazo.
ResponderEliminarCuánta razón tienen usted y Tolstoi, sr. Anónimo. Con la de bromitas que hemos gastado Nabokov y yo... Ahora lo veo en mis propias carnes, quiero decir, diario. Gracias.
ResponderEliminarDisculpe mi torpeza Anónimo pero ¿a qué frase de Ana Karenina se refiere?
ResponderEliminarUn saludo,
JPLT
Debe ser justo la primera, que dice: "Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada" Parece que sean esos motivos especiales los que te ayudan a escribir en el diario.
ResponderEliminarA mí me suele ocurrir lo contrario. De lo malo me da pereza escribir, prefiero olvidarlo. Y me da la impresión de que si lo escribo me deja más huella. Sin embargo recalcar, escribiéndolo, todo lo bueno que pasa o me pasa, me redobla el disfrute.
Supongo que estoy en un error porque es de lo malo de lo que se aprende. Lo pensaré.
Esa es la cita. Gracias, María. Yo también tengo que pensarlo, porque mi método es escribir feliz. Lo que me demuestra mi diario es que cuanto peor es el día, más líneas exige, encima. No tienen que ser mejores, me parece.
ResponderEliminarMe refiero a que el sufrimiento, los problemas nos hacen mejores, porque aprendemos de ellos, nos ayudan a ver lo poco que somos y lo fuertes que podemos llegar a ser. Nos ayudan a ver cuánto nos necesitamos unos a otros y, sobre todo, cuanto necesitamos a Dios.
ResponderEliminarAunque por supuesto es muy necesario recordar los momentos buenos, porque ello nos ayuda a ser agradecidos, optimistas y amables.
Sí, creo que es todo un tema ese de si lo más abundante y lo mejor de las expresiones artísticas surgen de la pena o de la alegría.
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