Llegaba tarde a la última misa del día y tenía mucho interés en oír misa, y más, si cabe, en comulgar. Miraba el reloj, guiñaba desde lejos a los semáforos por si se abrían a mi paso, como el Mar Rojo, me atribulaban los pesados camiones y los interminables pasos de cebra,temía la búsqueda final del aparcamiento, y en ésas me sorprendí, de repente, repitiéndome esta frase: "Sólo un funeral puede salvarme, sólo un funeral puede salvarme..." Espero que explicando los antecedentes tenga una disculpa.
Que bueno¡¿Te salvaste?
ResponderEliminarA lo mejor esa persona sólo necesitaba un par de oraciones más y esperaba con afán las tuyas para salvaros mutuamente.
¿podrá el parpadeo de un semáforo de más determinar un mayor o menor tiempo en el purgatorio?
Para bueno, tu comentario. Cómo nos salva del purgatorio de la literatura apresurrada un lector demorado e inteligente. Gracias.
ResponderEliminarLlegué tarde del todo, pero, gracias a ti, rezo ahora por el hipotético difunto. Que nadie diga que por un semáforo...