sábado, 12 de febrero de 2011

Haciendo cola

Qué impresionantes y lentas las colas que hay en los bancos. Es un signo (otro más) de la crisis. Yo acudo con un libro para aprovechar la espera, y compruebo con estupor que mis compañeros o colañeros, si así puede decirse, sistemáticamente tienden a saltarme en el recuento del orden que hacen cada cinco minutos o menos. Un mal pensado podría pensar que quieren aprovecharse de mi despiste, pero pensaría, como su propio nombre indica, mal. En realidad, me ven tan contento, tan sufriendo tan poco el tiempo muerto de la espera, que les parece imposible que esté haciendo cola, pues no la sufro. Si uno colase de contrabando unos buenos libros en el infierno, lo ascendía a purgatorio ipso facto

6 comentarios:

  1. Depende del autor de los libros, ¿no, Enrique? Si son de Almudena Grandes agravarían el suplicio de los condenados.

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  2. Quevediano comentario, agudo Fernando. Gracias.

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  3. Ayer estuve en el Prado con una de mis hermanas viendo la exposición de Renoir y, al pasar ante la Coronación de la Virgen de Velázquez le comenté: no sé cómo diablos ha podido fotografiarse aquí don E.G- Maiquez con lo prohibido que está afotarse por aquí. Mi amable hermana tampoco se lo explicaba.
    -Debe ser cosa del diablo- dijo.

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  4. Ese diablo, más bien daimonion, se oculta en esta lista, querido Vicente.

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  5. Oiga, oiga, que yo no me llamo Vicente. Pero da igual. Lo importante es que hay duendes por todas partes.
    Gracias por la pista. No se extrañe usted si algún día aparezco en mi blog afotado ante "Los Borrachos".

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  6. Ups, perdón, Javier. Sin llegar a lo de "Los borrachos", le debo una cerveza o copa de jerez, para conseguir su perdón.

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