sábado, 5 de febrero de 2011
Los camisas rosas
Estamos esperando un varón. La ropa rosa de su hermanita —se lamenta mi mujer— no va a servirle. Podemos afiliarlo enseguida al PP, propongo. Si ustedes no van en verano a los toros al Puerto de Santa María, considerarán muy surrealista mi propuesta. Sucede que en la plaza, propiedad del Ayuntamiento, regentado por el PP, suelen verse múltiples invitados del partido en el palco o en el callejón. Llama la atención, además de su número, su querencia por las camisas de color rosa. Quizá responda a unos deseos subconscientes de ser tan progres como los rojos, aunque sin pasarse, siempre con un toque chic. Nosotros podríamos aprovechar, y amortizar la ropa de la niña. Pero mi mujer no quiere. Y luego dicen que ellas son muy prácticas.
el partido rosa es el psoe, ¿no?: no llega a rojo... pero se le acerca. Además sus propuestas "rosas" dan fe de ello, así con la fuerza con que la agarran en su escudo. Que los del PP vayan de vestidos de rosa, es todo un símbolo. J
ResponderEliminar¡Enhorabuena! (O enhorabueno...)
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia, es cierto, el rosa está muy de moda en el PP.
ResponderEliminarEs curioso cómo grupos de toda índole ponen de moda determinados colores y atuendos.
ResponderEliminarViento de plata vieja.
¡Hombre, tendré que confesar que me gustan las camisas rosas! ¡Y sí además me pueden ayudar a hacer carrera política en España, pues miel sobre hojuelas!
ResponderEliminarEntrando en el terreno de las confesiones, yo también las he vestido a veces, aunque sin gran placer. Con la ropa, me pongo lo que me echen, al menos al principio, y tanto mi madre como mi mujer intentaron el rosa. Con todo, lo de tu carrera política el poeta chino Su T`ung-po y yo lo vemos complicado: “Todos desean un hijo inteligente. ¡Qué poca/ experiencia la suya! Yo lo prefiero/ adulador, estúpido, ignorante…/ Así será feliz. Y, si se empeña,/ puede que hasta ministro”. Tú a ministro, querido AFD, no llegas ni vestido de rosa.
ResponderEliminarEse pelito engominado, rayita al lado, volcado a la derecha. Chaquetita jerezana, fina a la vez que elegante, en tonos claros combinada con pantalones Dockers pelín cortitos si llegar a indiscretos, cinturón de El Potro, y castellanos sin calcetines.
ResponderEliminarGafas de sol y moreno pálido en la piel, sin llegar a tostado, más de piscina privada que de playa pública.
Aportaciónes para la historia de los uniformados del PP, en una tarde de toros en el Puerto de Santa María.
Felicidades, Enrique.
ResponderEliminarPero si el rosa en las camisas es superpijo, de club náutico y ABC bajo el brazo...
ResponderEliminarTe diría que no haber pasado siquiera por ahí lo convierte a uno en un reaccionario.. si no supeira que te lo ibas a tomar como un halago.
(Llevo puesta, por cierto, una camisa rosa de Ralph Lauren).
Quizás tengas razón, Enrique, porque la camisa rosa sí que me la pongo —y ya son coerción femenina— pero como ni muerto voy a los toros, ¡no habrá quién me la vea! Además Manupé ya me puso demasiados requisitos... A mí me gusta el rosa con vaqueros y blazer... Pero dockers, chaqueta jerezana y lentes oscuros, no sé si puedo tanto, además me encantan los calcetines... Aún así, a lo mejor el Poet Laureate de Cádiz me puede conseguir al menos un puesto de director administrativo en un teatro o ya de perdis proyeccionista en un cine de arte.
ResponderEliminarNo hay nada còmo la blanca guayabera bordada.
ResponderEliminarO lo hacen jugar al rugby en el stade français...
ResponderEliminar¡Muchas felicidades desde Pamplona a los tres! Y un aviso: voy a guardar este post dieciocho años hasta que tu hijo pueda votar. A ver si termina siendo del PP... o si existe el PP para entonces.
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