martes, 24 de mayo de 2011

Le mot juste

(Los profesores que van por ahí entre risitas haciendo antologías del disparate de sus alumnos no se dan cuenta de que tiran piedras contra su propio tejado. Este no es el caso, sino todo lo contrario.)


Para subir nota, los alumnos que quieran deben leer un libro que yo les recomiendo entre los más míos. A esa alumna le cayó en suerte El Gatopardo. Cuando ha venido a comentarme la obra y a cambiar impresiones, ha empezado: "No lo he entendido bien. Es que como estaba en prosa…"


Yo, tras hacer una profunda reverencia a Monsieur Jourdain, he dado una cabezada de asentimiento por mi cuenta y riesgo. La pobre alumna (de 2º curso de un ciclo superior, tras un brillante bachillerato y el año que viene, D. m., empieza medicina) lleva veinte años leyendo cosas que efectivamente no están en prosa, la pobre, ni en verso tampoco, por supuesto. El choque frontal con Lampedusa era inevitable. No ha habido víctimas, porque la víctima venía de lejos. 

9 comentarios:

  1. Supongo que la joven ha hecho un bachillerato de ciencias y números y lo esgrimirá en cuanto pueda para justificar su incapacidad prosística.

    Lo digo porque dos personas que trabajan conmigo y que son ingenieros cada vez que no consiguen hilvanar un sujeto con un predicado arguyen que ellos no estudiaron un bachillerato de letras.

    Parece que los años en que se aprende a utilizar correctamente la lengua que les pertenece no pasaron por ellos.

    ¡Para una cosa que es suya sin necesidad de pasar por el registro de la propiedad!.

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  2. Me encantaría saber cuáles son esos libros, entre los más suyos, que recomienda.

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  3. Lo primero que pensé fue: vaya, después de tanto convivir con Máiquez, estos chicos deben de hablar en preciosos haikus.

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  4. Anónimo1:41 p. m.

    No es tan grave la cosa. El problema se arregla añadiendo una nueva acepción a la palabra prosa: prosa = lenguaje literario mediante renglones que ocupan toda la anchura de la página.
    Jilguero.

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  5. No sé como tomarlo, de un lado, pienso, es posible que sea la primera vez que tropieza con un libro bien escrito y como no está acostumbrada, no es capaz de leerlo. Podría ser.

    Por otro, te sugiero que hagas versiones en la jerga que utilizan en los teléfonos moviles. Algo así: td db camb pr q nd camb.

    No, mejor, no.

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  6. T,no dé usted ideas ¿acaso no recuerda lo que le dijeron a mi madre aquellos profesores cuando suspendió a la criatura que había hecho el examen en esa jerga?

    Se quejaron a la dirección del colegio por no tener una profesora de lengua y literatura que enseñara los nuevos lenguajes.

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  7. Voto por la nueva acepción de la palabra prosa, para distinguirla de cada cosa…

    Y no hice una lista de los libros más míos, sino que, entre éstos, escogía los que podían gustarle a los pocos alumnos que querían subir nota. Han sido, que recuerde a bote pronto: Helena o el mar de verano de Julián Ayesta; Rosa Krüger y La vida nueva de Pedrito de Andía de Sánchez Mazas; Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh; El Quijote de nuestro maestro en estro; Muerte de dama de Miguel Villalonga; La dama de blanco de Wilkie Collins, para un fanático de lo policíaco (a este sí le apasionó su libro) y El Gatopardo de nuestro príncipe de cabecera. No recuerdo más.

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  8. Como el verbo londinense, pésimamente encarnado en un artesano girgetano; como el frac a don Calógero... así me sentó el Gatopardo cuando lo leí en BUP. Hizo hizo que me sintiera elegante. Tardé mucho en comprender que tenía razón mi padre cuando me veía con la novela en las manos y hablaba de piojos en costura mirando al techo para no ofenderme.

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  9. Que ocurrencia la de los ingenieros, es como si los que hicimos el bachillerato de letras dijéramos que no sabemos los que es el lagrangiano de QCD

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