Hombre, todo es relativo. Supongo que, de poderse hacer una encuesta entre los miembros del reino animal, e incluso los del vegetal, el homo sapiens sería para la mayoría, y con buenísimas razones, "un asco de bicho", e incluso bastante criminalcete, el pobre.
Bueno, yo no soy tan criminalcete porque me falla un poco la puntería. He intentado reducir la población en mi parcela, aunque con menos éxito que el admirable José Luis. Eso sí, creo que siendo menos, hasta su ruido nos parecería aceptable, y ese batir de alas que suena como una abanico. El problema es el número. En cualquier caso, de acuerdo de nuevo con José Luis corrijo y pongo "muchas menos".
He de matizar que el mérito no ha sido enteramente mío. Agradezco desde aquí sus esfuerzos por erradicar las tórtolas turcas al capataz, a su hijo, a mi hermano, a mi padre, al marido de mi prima y al azor que de vez en cuando se lanza a por ellas.
Os dejo un poema de Cunqueiro en el que me resulta imposible imaginar a una tórtola turca (y sí, en cambio, a la común a que se refiere):
Le dije a la tórtola: ¡Pase mi señora! Y se fue por el medio y medio del otoño por entre los abedules, sobre el río. Mi ángel de la guarda, con las alas bajo el brazo derecho, en la mano izquierda la calabaza de agua, mirando a la tórtola irse, comentó: -Cualquier día sin darte cuenta de lo que haces dices: ¡Pase mi señora! y es a tu alma a quien despides como un ave en una mañana de primavera o en un atardecer de otoño.
Curiosamente, el "todo es relativo", que utiliza Marinero, pero no lo digo por él, tan buen comentarista, me parece una afirmación bastante absoluta. Por otra parte, a veces se confunde relativismo y perspectivismo. Jilguero
Al precioso poema de Cunqueiro, que hay que agradecerte más todavía que la puntería tuya y de tus hermano y padre y primo y criados, hay que sumar otro método de la tórtola común: su condición de paradojista: qué infrecuente es, ay.
Mira tu por donde, los cazadores estamos encantados con la turca, bullanguera y democrática, que se extiende por terrenos libres.
La hispánica, más señorita, tiene cierto aire snob y se refugia en cotos privados, parcelas bien cuidadas y baldios de hacienda con nombre rancio y guardeses de uniforme.
Cierto es que su caza no es la misma, y una percha de la común no es comparable a la de la forastera, pero si no tengo perdiz al menos le tiro al zorzal, más de andar por la calle, más proletario, como la tórtola turca.
La cabra tira al monte y yo por proletario a la tórtola turca.
Sacarle punta proletaria al tema este me parece un exceso poco afortunado. Ni los animales votan (como sugería Marinero) ni se fijan en el "nombre rancio" de sus posaderos.
Puestos a hacer gala de gustos cinegéticos asequibles, propongo a Manupé que sustituya la decadente caza del elitista conejo de monte, por el tiro al topillo (otra plaga como la turca).
¡Pobre tórtola inmigrante, que fue turca y ya es de aquí! Casi me habéis escandalizado con vuestros sanguinarios propósitos. Yo, que no tengo finca, ni parcela ni cortijo, aún recuerdo con emoción aquella mañana de marzo en que se posó una turca en mi ventana y se quedó un buen rato para alegrarme el día, que se presentaba complicado.
Eso demuestra que tiene un alma franciscana, don Enrique, muy envidiable. Los demás, somos muy dominicos, a lo que parece.
Y me alegro de la afición cinegética de Manupé, pues no creo que la Armada sea menos que la Guardia Civil, que nunca falla un tiro, y --tápese los oídos don Enrique-- estará ayudando muchísimo a controlar la plaga. O sea, a resaltar más la belleza de las tórtolas turcas (si quedan pocas).
Y no hicieran esos ruidos tan horribles...
ResponderEliminarEs un bicho desagradable. No se puede comparar con la tórtola común, tan bonita, discreta y veloz.
Yo he reducido la población en la finca sensiblemente, y las pocas que he dejado me siguen pareciendo un asco de bicho.
José Luis
Hombre, todo es relativo. Supongo que, de poderse hacer una encuesta entre los miembros del reino animal, e incluso los del vegetal, el homo sapiens sería para la mayoría, y con buenísimas razones, "un asco de bicho", e incluso bastante criminalcete, el pobre.
ResponderEliminarBueno, yo no soy tan criminalcete porque me falla un poco la puntería. He intentado reducir la población en mi parcela, aunque con menos éxito que el admirable José Luis. Eso sí, creo que siendo menos, hasta su ruido nos parecería aceptable, y ese batir de alas que suena como una abanico. El problema es el número. En cualquier caso, de acuerdo de nuevo con José Luis corrijo y pongo "muchas menos".
ResponderEliminarLas cosas del sufragio universal y el relativismo, Marinero: ganarían las moscas.
ResponderEliminarHe de matizar que el mérito no ha sido enteramente mío. Agradezco desde aquí sus esfuerzos por erradicar las tórtolas turcas al capataz, a su hijo, a mi hermano, a mi padre, al marido de mi prima y al azor que de vez en cuando se lanza a por ellas.
ResponderEliminarOs dejo un poema de Cunqueiro en el que me resulta imposible imaginar a una tórtola turca (y sí, en cambio, a la común a que se refiere):
Le dije a la tórtola: ¡Pase mi señora!
Y se fue por el medio y medio del otoño
por entre los abedules, sobre el río.
Mi ángel de la guarda, con las alas bajo el brazo derecho,
en la mano izquierda la calabaza de agua,
mirando a la tórtola irse, comentó:
-Cualquier día sin darte cuenta de lo que haces
dices: ¡Pase mi señora!
y es a tu alma a quien despides como un ave
en una mañana de primavera
o en un atardecer de otoño.
José Luis
Curiosamente, el "todo es relativo", que utiliza Marinero, pero no lo digo por él, tan buen comentarista, me parece una afirmación bastante absoluta. Por otra parte, a veces se confunde relativismo y perspectivismo.
ResponderEliminarJilguero
Al precioso poema de Cunqueiro, que hay que agradecerte más todavía que la puntería tuya y de tus hermano y padre y primo y criados, hay que sumar otro método de la tórtola común: su condición de paradojista: qué infrecuente es, ay.
ResponderEliminarMira tu por donde, los cazadores estamos encantados con la turca, bullanguera y democrática, que se extiende por terrenos libres.
ResponderEliminarLa hispánica, más señorita, tiene cierto aire snob y se refugia en cotos privados, parcelas bien cuidadas y baldios de hacienda con nombre rancio y guardeses de uniforme.
Cierto es que su caza no es la misma, y una percha de la común no es comparable a la de la forastera, pero si no tengo perdiz al menos le tiro al zorzal, más de andar por la calle, más proletario, como la tórtola turca.
La cabra tira al monte y yo por proletario a la tórtola turca.
Sacarle punta proletaria al tema este me parece un exceso poco afortunado. Ni los animales votan (como sugería Marinero) ni se fijan en el "nombre rancio" de sus posaderos.
ResponderEliminarPuestos a hacer gala de gustos cinegéticos asequibles, propongo a Manupé que sustituya la decadente caza del elitista conejo de monte, por el tiro al topillo (otra plaga como la turca).
José Luis
¡Pobre tórtola inmigrante, que fue turca y ya es de aquí!
ResponderEliminarCasi me habéis escandalizado con vuestros sanguinarios propósitos.
Yo, que no tengo finca, ni parcela ni cortijo, aún recuerdo con emoción aquella mañana de marzo en que se posó una turca en mi ventana y se quedó un buen rato para alegrarme el día, que se presentaba complicado.
Eso demuestra que tiene un alma franciscana, don Enrique, muy envidiable. Los demás, somos muy dominicos, a lo que parece.
ResponderEliminarY me alegro de la afición cinegética de Manupé, pues no creo que la Armada sea menos que la Guardia Civil, que nunca falla un tiro, y --tápese los oídos don Enrique-- estará ayudando muchísimo a controlar la plaga. O sea, a resaltar más la belleza de las tórtolas turcas (si quedan pocas).