domingo, 10 de julio de 2011

Echando aire

Los domingos ya no los santifico, los sacrifico. Sin ayuda y dos niños, hay que echar el resto a todas horas. Los lunes han adquirido un nuevo y muy irresistible atractivo. Pero mientras llegan, que se hacen esperar, algo hay que hacer. Fui a la gasolinera a llenar de aire una piscinita hinchable de Carmen. Cuando llegué, le tocaba a un chico culturista con una novia y un coche tuneados. Me dijo: “Pase usted, no me importa esperar”. Traté de llenar la dichosa piscina pero no me aclaraba con el pitorro y el aire. El muchacho se bajó del coche y me ayudó haciendo fuerza en la válvula y la íbamos llenando. En esto, llegó en una motito un señor de Madrid, que conozco bien de vista, porque conocí mucho a su hija, y todavía la saludo en la playa todos los veranos. Es marqués, por cierto. Y traía estrés, eso es seguro. Nos metió prisa con la piscina. Luego desesperanza: “Eso no lo llenáis”. Pero gracias al culturista la llenamos. Fui a devolver el pitorro especial artilugios de playa a la caja, y cuando volví comprobé que el de la moto se le había colado a mi amigo el de los músculos. Le pregunté: “¿Se te ha colao?”, señalando ostentosamente. “, pero bueno, son sólo dos ruedas más”. Se me subió la sangre jacobina a la cabeza. “Oiga, usted, con lo fácil que es ser un señor y guardar cola y viene aquí colándose como un pilluelo.  Qué difícil nos ponéis ser snobs, eh”. Eso dije. Luego pensé que a lo peor no fui tan quijotesco como pensé entonces: el culturista me había dejado pasar y tendría yo mi mala conciencia; y, por otro lado, cabe que mi subconsciente se calentase con la idea de que el Sr. marqués madrileño creyera que tenía derecho a colarse sobre un indígena. Y entonces mi indignación era sólo defensa propia. Lo único indiscutible es que el gran señor de hoy fue el chico de la novia y el coche tuneados. Y aquí le dejo mi reverencia.

5 comentarios:

  1. ¡Ole! (por el muchacho, y por tu reverencia).

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  2. Anónimo12:52 a. m.

    ¡Usted es un señor! Así reaccionó un peatón, un día de lluvia, cuando detuve la marcha para no salpicarle. Instantes antes un Mercedes rojo precioso a toda prisa le había obligado a echarse para atrás para no mojarse. Señorío y dinero no tienen por qué coincidir; pero tengo la experiencia, también a propósito de charcos y salpicaduras, de que son compatibles. No hay que generalizar.

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  3. Anónimo8:43 p. m.

    Un día , yendo al instituto con el tráfico lento, un Ferrari rojo, de esos que parece que van pegados al suelo y cuyo coste debe ser un pecado, pasó nervioso y adelantando a todo quisqui en una zona urbana con línea continua, y me confirmó que existen los "coches-preservativos", y que no son precisamente señores los que los conducen.
    ¿O es que la obligación de respetar las normas es inversamente proporcional al precio del vehículo?

    Aparentes dolunt.

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  4. Comparto la reverencia... pero eso de ir a la gasolinera a llenar piscinitas sí que me parece snob...

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  5. http://www.youtube.com/watch?v=YWsVqTHGLDs

    Para Carmen, por su cumplesanto. Por alegrarnos los días a traves de los comentarios que hace su papá sobre sus aventuras.

    Y para su mamá por la parte que le toca

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