jueves, 29 de septiembre de 2011

Cumplido o no


Por desgracia, no me cupieron todas las citas admirables de Iñaki Uriarte II en el artículo que le propiné en el Diario. Una de las que no me cupo es la que vuelve a mi memoria ahora con más insistencia y provocándome las mejores sensaciones, como diría un futbolista. Suspira Uriarte: “La satisfacción del deber cumplido. ¿Y del incumplido?” Tiene toda la razón. No sé si lo dirá en plan gamberro o consciente de que está haciendo, como quien no quiere la cosa, una hermosísima apología del deber. Cumplido o no, qué inagotable fuente de satisfacciones. 

(Quien nos quita deberes, nos recorta placeres, en un sentido u otro. Y eso es imperdonable. Voy a explicarlo hoy a mis alumnos.)

3 comentarios:

  1. Muy fino, yo no lo habría pillado.

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  2. Y a nostros, oiga: ¿quién nos lo explicará?

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  3. Me preocupa simplemente, querido don Javier, que les construyamos a los adolescentes un mundo anómalo y anormal, o sea, sin normas éticas ni deberes con la buena intención de hacerlos mucho más felices, pero que en el fondo les estemos cegando una fuente del placer infalible: cuando se cumple, por el deber cumplido, cuando no, como perspicazmente ve Uriarte, por la satisfacción del deber no cumplido. O sea, el deber no falla nunca. Fallamos nosotros quitándolo de enmedio.

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