miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cambio de querencia


Antes, cuando no tenía tiempo o fuerzas, me dejaba ir y me salía solo un artículo de o sobre o --levemente-- contra mi suegra. Ahora, me sale solo uno de, sobre o descaradamente alrededor de mi hija. Hemos salido ganando todos.  

11 comentarios:

  1. Anónimo8:46 a. m.

    Luminoso el artículo de tu hija y los limones.

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  2. ¡Delicioso y refrescante artículo¡

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  3. Eugenio Montale10:16 a. m.

    LOS LIMONES

    Escúchame, los poetas laureados
    se mueven solamente entre las plantas
    de nombres poco usados: bojes ligustres o acantos.
    Yo, para mí, amo los caminos que van a parar a los herbosos
    fosos donde en charcos
    medio secos los muchachos agarran
    cualquier flaca anguila:
    los senderos que atraviesan los cerros
    descienden entre los copetes de las cañas
    y se meten en los huertos, entre los limoneros.

    Mejor si las algazaras de los pájaros
    tragadas por el azul se apagan:
    más claro se escucha el susurro
    de las ramas amigas en el aire que casi no se mueve,
    y los sentidos de este olor
    que no sabe desprenderse de la tierra
    y en el pecho llueve una dulzura inquieta.
    Aquí, de las divertidas pasiones
    de milagro calla la guerra,
    aquí toca también a nosotros los pobres nuestra parte de riqueza
    y es el olor de los limones.
    Mira, en estos silencios en los cuales las cosas
    se abandonan y parecen vecinas
    a traicionar su último secreto,
    a veces esperamos
    descubrir un error de la Naturaleza
    el punto muerto del mundo, el anillo que no guarda,
    el hilo para desembrollar que finalmente nos ponga
    en medio de una verdad.
    La mirada escudriña el entorno
    la mente indaga reconcilia desune
    en el perfume que inunda
    cuando el día más languidece.
    Son los silencios en los que se ve
    en cada sombra humana que se aleja
    alguna disturbada Divinidad.

    Pero falta la ilusión y el tiempo nos remite
    a las ciudades rumorosas donde el azul se muestra
    solamente a pedazos, en lo alto, entre las cimas.
    La lluvia cansa la tierra, de después; se adensa
    el tedio del invierno sobre las casas,
    la luz se hace avara - amarga el alma.
    Cuando un día desde un portón mal cerrado
    entre los árboles de un patio
    se nos muestran los amarillos de los limones;
    y el hielo del corazón se deshace
    y en el pecho nos hierven
    sus canciones
    las trompetas de oro de la solidaridad.


    (Huesos de sepia, 1925)

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  4. Artículo precioso, que me alegró la mañana después de haber estado pensando en la que nos va a caer encima...

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  5. No me cabe duda de que hemos salido ganando, como dices.


    Copio el comentario que he dejado allí.


    ------------------

    Jajaja. Qué buena alternativa. En lugar de la prima de riesgo, hija y (cierto) riesgo.

    Y bien visto... ¿qué riesgo era mayor, una posible caída, un arañazo con la rama, que te pille el vecino... o la legítima?

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  6. Mira que es bonita, y lo orgullosa que se la nota con su recolección.
    Un artículo precioso, tú hazla siempre caso, que ella sabe lo que te conviene, seguro que lloraba por echarte un cable y llevarte a los limones.

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  7. Anónimo11:43 p. m.

    Pues a mí, ese calificativo, que suena a travesura: --levemente-- y que matiza tus artículos contra tu suegra, me ha hecho sonreir. Al igual que la foto de Carmen. Pero de otra manera, claro. BB

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  8. Su infancia serán recuerdos:
    su padre y el limonero.

    Muy, muy bonito. Enhorabuena.

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  9. Que sepáis que estáis todos invitados a limonada, eh. ¡Qué menos!

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  10. Hipótesis de Riemann3:21 p. m.

    Esa foto es una maravilla.
    Refleja la aplicación de la inocencia en sus ímprobos trabajos.
    La imagen capta algo exclusivo de los niños: Acarrear de aquí para allá los frutos del paraíso, con una seriedad olímpica.

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