Días bajo el
cielo, como ya hemos dicho, es, literariamente,
precioso. Y además encierra una doble enseñanza moral. Primero, no se permite
ni una sola broma con el tema (tan inflamable) de la familia política (tan de
actualidad en estas fechas). Sin efusiones sentimentales, que darían vergüenza
ajena, destila admiración y cariño por todos ellos. Y segundo, que el modo en el que Foronda, dueño de su soledad, se
siente parte de la familia de su mujer y del pueblo es compartiendo las faenas
del campo y de la casa. El trabajo en común es una comunión.
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