Esta mañana a las 6:15 Leonor me informaba de que había soñado que se quedaba viuda. He suspirado aliviado: no se la veía especialmente contenta. Le he preguntado, con vivo interés, por las circunstancias de mi muerte. De un tiro. "¿Quién me lo dio?", pregunté, esperando no haber sido yo mismo, qué miedo. "Durante un atraco en una tienda, por hacerte el valiente..." Jo —he pensado—, ni muerto va a dejar de darme hasta en el obituario: "por hacerme el valiente", ya ven, no por un acto de heroísmo ni en el cumplimiento del deber.
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Pero está bien: no queda más remedio que hacérselo. Fíjense cómo reúne valor el Dante.
*Nadie da lo que no tiene, dice el Derecho. Pero cuando echamos valor, sacamos fuera lo que no teníamos dentro, y eso ya es creativo, ¿no? El primer paso.
Visto lo visto lo más esperado sería que el tiro te lo hubiese pegado Froilán... "Con los niños siempre pasa eso", diría la Reina.
ResponderEliminarEs una pena que no pueda ir leyendo la Divina Comedia a la vez que la comentas. Espero que para cuando pueda empezarla todo esto sea rescatable o este publicado.
La anécdota del sueño es simplemente genial.
ResponderEliminarAcabo de terminar Ortodoxia de Chesterton, ¡toda una joya! Muchas gracias, además entre medias tropecé con El hombre eterno, que también me dio que pensar... Y estoy dudando sobre cuándo atreverme con El hombre que fue Jueves.
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