Quería un día chestertoniano y salió chestertónico.
A la 1:30 Leonor me informó con gran pesadumbre de que tenía comida de trabajo. Lo malo es que hoy era jueves y eso, que puede parecer intrascendente, significaba en nuestro caso que es el día sin ayuda en casa. O sea, que estaba solo ante el peligro. Eso es lo chestertónico, veo ahora, convertir una inconveniencia en una aventura, a base de buscarle el ángulo favorecedor.
En el viaje de vuelta del IES tuve un dolor fuerte en el pecho. Pensé en mi muerte. Cuando me dolió el pecho así viendo un partido de España en el Mundial, me dije: "Vaya muerte para un poeta, viendo el fútbol por la tele". Hoy me lamenté: "Y mi último artículo, a Rajoy, el pasmo de Pontevedra", vaya chasco.
Parece que voy a poder escribir más artículos, que me tengo que pensar mejor, por si acaso.
Comí solo con Enrique. Intimamos. Lo digo sin ironía. Y pronunció la palabra: "Reloj" o "reló", vaya. Para que luego diga mi suegra que no va a ser poeta. Después de "papá" y "mamá", la palabra en el tiempo.
Fuimos juntos a recoger a Carmen. Una madre de la parada de autobús, oyendo mis quejas por la tarde que tenía por delante me dice, sonriendo, sin malicia (que es peor) sino porque lo estaba simplemente pensando: "Eso es bueno para adelgazar". [sic]
La tarde no ha sido para tanto. Orgulloso de Enrique, que se ha caído de boca en el césped seis o siete veces y no ha llorado. "Paciencia y barajar, éste es tu oficio", parecía decirse.
Carmen ha cogido un libro y lo ha abierto y ha hecho como que leía un buen rato. Luego, iba de una esquina a otra de la casa con el libro bajo el brazo, talmente como su padre.
Yo he podido leer muy poco, pero me ha cundido. Por ejemplo, les he leído en alto, confiando en el poder encantatorio de las palabras, un artículo de Camba, uno sobre las camas inglesas, comparadas con las francesas. Y ha sido brutal. Qué transparente escribe Camba. Qué bien se le lee en voz alta. Frases cristalinas, que suenan como esos vasos con agua que tocan a veces en los anuncios de coches. A los niños les ha gustado, pero solo uno.
Luego he leído la solapa de la antología de la poesía de José Luis Parra, Cimas y abismos, que acaba de salir en las rayas de Renacimiento. Pero esta perla: "Tiene fuerza y verdad —son sinónimos". También he leído tres entradas de Cámara oscura, el diario de Insausti. Hablaba en dos de ellas de las tardes cuidando a sus hijos.
Han pasado más cosas y se me ocurrían otras, pero cómo no las apuntaba y ahora es tarde y estoy cansado, no me acuerdo, pero no importa. La idea general es que pensaba que iba a ser horrible y que ha estado más o menos bien, y que Leonor ha llegado muy cansada, pero contenta... de llegar. Y nosotros de que llegase. Colorín, colorado.
Vaya, vaya. Que no sea nada lo del pecho. A mí hace poco me dio un dolorcillo prolongado y aunque era leve acongoja lo suyo. En todo caso, hay modos menos airosos de palmarla.
ResponderEliminar¿Pero era algo lo tuyo o no? Lo digo para ir haciéndome el cuerpo.
ResponderEliminarBueno, parece que no. Por lo menos no se ha repetido. Pero desde entonces procuro no cabrearme demasiado.
ResponderEliminar