No conocía el cuento de Las tres hilanderas, pero me ha encantado. Sobre todo, porque uno se esperaría que la niña se olvidara de ellas en la ilusión de casarse (que suele pasar en los cuentos, y luego viene lo peor...), y sobre todo me ha encantado el de leer a los niños. Yo también recuerdo a mi madre leyéndonos, rezando con nosotros y cantándonos muchas veces... Lástima que no llamara al leñador como a mis hermanos..., hubiera estado bien. Y me encanta la idea de leer poesía a los niños, una muy buena idea.
Lo de la afición a los cuentos con lobos es impresionante y, es verdad, son los niños con natural más dulce los que antes lo reclaman. Alfonso me pedía cuentos con lobo antes de saber decir bien su nombre (me traducían la petición sus hermanas mayores: "Que salga un uo-o", me insistía. Enhorabuena por el artículo.
No conocía el cuento de Las tres hilanderas, pero me ha encantado. Sobre todo, porque uno se esperaría que la niña se olvidara de ellas en la ilusión de casarse (que suele pasar en los cuentos, y luego viene lo peor...), y sobre todo me ha encantado el de leer a los niños. Yo también recuerdo a mi madre leyéndonos, rezando con nosotros y cantándonos muchas veces... Lástima que no llamara al leñador como a mis hermanos..., hubiera estado bien. Y me encanta la idea de leer poesía a los niños, una muy buena idea.
ResponderEliminarGracias por compartirlo. El artículo de la revista sobre los cuentos infantiles me ha encantado, tomo nota.
ResponderEliminarLo de la afición a los cuentos con lobos es impresionante y, es verdad, son los niños con natural más dulce los que antes lo reclaman. Alfonso me pedía cuentos con lobo antes de saber decir bien su nombre (me traducían la petición sus hermanas mayores: "Que salga un uo-o", me insistía.
ResponderEliminarEnhorabuena por el artículo.