Yo amo fatalmente las palabras sencillas
El que lo dice es Emilio Quintana, en su delicioso cuadernillo inaugural Las leyes de la herencia (Nada Nuevo, Granada, 1992); pero yo también las amo, quizá menos fatalmente gracias a su ejemplo y compañía. Emilio Quintana no se hace ilusiones, pero no le preocupa, porque se hace esperanzas:
Yo sé que el de allá arriba
no hubiera entrado nunca en la Academia.
Para estar frente a Él
tan solo espero
saber las cuatro cosas —simples y cotidianas—
que, por obvias,
supongo que aún no he descubierto.
Aunque las va descubriendo, y cómo, a medida que su poesía crece. Para un seguimiento de lo suyo más actual: aquí.
Emilio acaba de publicar en Los Papeles del Sitio nueve "Poemas escritos a lápiz" que son una maravilla: "Es la vileza // Es la tela de saco de la niña / que escuchaba una voz / sin comprenderla // Es la que siempre vuelve // la que aplasta las flores de azafrán / como un tanque sonámbulo / que avanza // por los arcenes turbios / del invierno" ("Estocolmo").
ResponderEliminarGracias por el artículo en "Ambos Mundos", Enrique. Me pregunto cómo te habrás hecho con uno de los únicos 10 ejemplares que quedan de ese cuaderno... En un comentario al texto de "Ambos Mundos" explico un poco cómo salió aquello.
ResponderEliminarComo dice Julio, Abel Feu ha hecho un verdadero primor con unos poemas míos de 2010. Y no se vayan todavía, que aún habrá más.
Espectaculares poemas. Gracias por el descubrimiento.
ResponderEliminar¿Por qué en poesía "las palabras sencillas" pueden eludir el prosaísmo? Leyendo estos poemas creo que lo decisivo es el factor sorpresa, lo inesperado.
ResponderEliminarJilguero.