Me imagino invocándote
bajo el nombre de Alá
o de Zeus, pasando por la X,
pero amándote siempre: o cara a Cara
o Tú con tu antifaz.
Se ve que no tengo carácter de ateo ni de agnóstico de base. Ya despierto, concluí, explicándome el sueño versificado:
Me di ayer noche un atracón de estrellas
y por eso, quizá,
siguiendo en sueños la línea de sus puntos
he entrevisto tu Rostro y he caído
de rodillas, en posición fetal.
Cómo me emociona esta hondura vestida de ironía, pero sobre todo de humildad certera, casi franciscana
ResponderEliminarLa primera vez que ley tu poema no me gustó su cierre (en posición fetal) pero, como a los vinos,a la poesía añeja hay que dejarla respirar para que tenga cuerpo, en este caso, sentido. Ahora, tras volver a leerlo, en esa "posición fetal" entiendo la inocencia del "sed como niños" y la humildad infantil de quien acepta la grandeza de Dios manifestada en sus obras. Por eso, ahora, esa conclusión me parece un acierto.
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