“En cualquier caso, no hay que imaginárselo [a Dante] como lo han representado en las estatuas o en los cuadros, con el ceño fruncido, el largo sayo y el capuchón en la cabeza; era un muchacho de treinta y cinco años cuando escribió la Divina Comedia, uno muy joven que se ponía incluso bonitos pantalones de colores. Porque se usaban mucho los colores en el Medievo, que es descrito de manera errónea como un período oscuro y tremendo. En realidad, fue una época espectacular”.
Bueno, después de esto, tendré que ponerme a ello.
ResponderEliminarY sí, nos asombraríamos si viésemos hoy a esos jóvenes del Trecento, con sus calzas bicolores, sus sombreros y tocados extravagantes, los peinados de las damas con las frentes afeitadas...Diríamos, ¡estos tíos están piraos!