Me ha llegado la liquidación de mis libros en Rialp. Aunque ha vendido bastantes más ejemplares, las cifras del Tomás Moro de Shakespeare & cía me han parecido muy pocas.
Pero no vengo a lamentarme. La liquidación de Un paso atrás me alegró el día de ayer. Ha vendido 333 ejemplares, más dos libros electrónicos. La cifra me parece —amén de preciosa— espectacular. Es un libro del que no he hecho publicidad (autobombo, quiero decir, aquí o en Twt) y que apenas he mandado a amigos, un tanto avergonzado de tanta publicación. Se ha tenido que buscar la vida él solo. Sé que hay libros que venden cientos, miles, millones de ejemplares, pero ése no es mi problema, sino, a menudo, el de los quienes los leen. Yo he tenido 333 lectores, y con menos se defendieron las Termópilas.
No sé si pasar de Heráclito a Leónidas es un paso adelante o un paso atrás, pero tiene su épica...
¡Espartanos!
No sé si pasar de Heráclito a Leónidas es un paso adelante o un paso atrás, pero tiene su épica...
¡Espartanos!
La trinidad tres veces (bueno en realidad son cuatro, pero como somos de Letras no nos vamos a fijar en ese estúpido detalle). Es un magnífico número.
ResponderEliminarEso pensé yo, muy satisfecho.
ResponderEliminarMuy feliz de ser de esos 333 happy few.
ResponderEliminarNo quisiera parecer aguafiestas; pero 333 compradores no son, necesariamente, 333 lectores. Pueden incluso ser más, aunque también pueden ser menos. No quita eso para que agradezcamos su compra a quienes nos compren, aunque no nos lean, y su lectura a quienes nos leen, aunque no nos compren. Son cosas agradecibles ambas, que suponen invertir en nuestras pobres letras su dinero o su tiempo, pero son cosas distintas. Digo más: a veces, algunos de los mejores lectores que a uno le han caído en suerte no nos han comprado, porque tienen otras (muy legítimas, como suyas) prioridades, o porque no pueden. Yo no creo, hablando de esto último, que sea cierto el tópico según el cual "el dinero no da la felicidad" (en todo caso la compraría, pero tampoco), ni menos su posible versión contraria, "la falta de dinero sí da la felicidad". Pero sí creo que (salvo en los casos verdaderamente extremos, que por desgracia existen), ninguna de las dos cosas la excluye.
ResponderEliminarYo soy uno de los happy two cibernéticos!
ResponderEliminarAnónimo, lo Leónidas no quita lo Heráclito, y que estemos en las Termópilas no impide que le considera a usted, uno, si me ha sido el lector, como diez mil. Muchas gracias.
ResponderEliminarDal, los beneficios de tu e-book me darán para tomarnos una cerveza en honor de tu cariño. Te la debo.
No es usted aguafiestas en absoluto. Ya pensé yo en la diferencia entre libros vendidos y libros leídos, y que unos sí y que otros no y todo eso que tan bien explica. Pero pensé legítimo compensar lo uno por lo otro y quedarme con el dato de la editorial.
ResponderEliminar"Un paso atrás" es un libro estupendo. Tengo pendiente escribir mi humilde reseña en mi decadente blog.
ResponderEliminarEstoy segura de que los lectores son más. Yo, por aquí, me estoy encargando de ello (también para que lo compren, eh, que es un lujo tenerlo).
Para mí, Marcela, que mi libro haya dado el salto del gran río, hasta la otra orilla del español ya me alegra muchísimo. No te esfuerces (ahora que no nos oye el editor) en que lo compren. Una lectura en Colombia debe contar como 3 de aquí, por finura del oído lingüístico.
ResponderEliminarDe lo mejor que he leído en 2013: Tomás Moro y Un paso atrás :D El último a trozos en voz alta, para compartir mis risas con mi madre, que no pudo evitar decirme (¿debí leerle algo de Carmen que le recordó a nosotros de niños?) que ya verías qué rápido crece tu hija y que ya te contaría de cuando se van de casa y tienen su primer trabajo (esa iba por mí). ¡Madres!
ResponderEliminar