Paseábamos por Cádiz-Cádiz. Leonor llevaba a Enriquito de la mano y yo, detrás, a Carmen. En dos o tres ocasiones, algunos viandantes rompían en exclamaciones a lo mono que era Enriquito, o lo gracioso, o lo chulito, o lo elegante. Él, como si nada. Pero tras unos piropos especialmente ruidosos, Carmen se soltó de mi mano y me dijo: "Quiero ir con mamá".
Se dio cuenta ella alrededor de quién florecían los piropos.
Muy buena maniobra la de Carmen.
ResponderEliminarFemineidad (lo retiro si alguien se ofende)y sabiduría (quien a buen arbol se arrima...)
ResponderEliminarJilguero.
Valga la redundancia, Jilguero.
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